El 24 de Junio de 1990,  DIARIO DE CUYO publicaba en la página central del Suplemento Verde: "La reconversión vitivinícola: Sus alcances y beneficios". Eran tiempos del formato sábana y en el que "El Verde" salía los domingos con un espacio de opinión escrito por Don Francisco Salvador Montes resumiendo los temas de conyuntura del momento.

En la nota se hacía un desglose de la Ley 23.550 de Reconversión Vitivinícola, que había sido sancionada solo dos años antes y que consideraba la erradicación de viñedos, la reimplantación e injertación de nuevos en variedades para consumo en fresco, para la producción de pasas o en aquellas clasificadas por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) como variedades finas para vinificar. Superior, Alba, Cardinal y Red Globe, eran algunas de las sugeridas para consumo en fresco. Sultanina, Arizul, Moscatel sin semilla y Pasipa, las destinadas para pasas. Riesling, Chardonnay, Sauvignon, Pinot Blanco , Chenin y Ugni Blanc, las variedades blancas para vinificar; Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec, Pinot Negro, Barbera de Asti y Lambrusco; las variedades tintas. Se sentaba así las bases del que sería el nuevo perfil vitivinícola de la provincia. En forma paralela con el advenimiento de los diferimientos impositivos y del aporte de moderna tecnología de riego, inversores empiezan a traer de España, Francia y California (EEUU), uvas que no se tenían en San Juan como Cabernet Franc, Viognier y Tannat. Las variedades "extranjeras" existentes al momento eran italianas como Bonarda y Barbera, y sólo en algunas fincas.

 

 

 

Secado en plantas. La metodología utilizada en California dejó de ser un ensayo y ya se extiende en San Juan. Ahorra un 50% de mano de obra. Fiesta y Flame Seedless, variedades con rinde y calidad.

 

 

La reconversión que tuvieron los cultivos durante la década de los ’90 rindió sus frutos, en ese momento las uvas de alta calidad enológica sólo representaban el 17% del total de la producción destinada a vinificar y veintisiete años más tarde aquella cifra ascendió al 50%. En los últimos años, bodegas decididas a invertir más se equiparon con maquinaria de última generación, tanques de acero inoxidable, refrigeración computarizada, barricas de roble y enólogos cada vez más especializados con el objetivo de elaborar vinos de alta calidad. Gracias a ese crecimiento en calidad y cantidad, la provincia se convirtió en la segunda productora a nivel nacional y una de las regiones vitivinícolas más importantes del país.

Ese desarrollo amplió las fronteras e hizo que los vinos sanjuaninos de alta gama estén presentes tanto en el mercado nacional como en el internacional. Sin ir más lejos y tal como publicara este medio en septiembre del año pasado, un Malbec sanjuanino fue galardonado en la categoría al mejor vino del Nuevo Mundo (elaborados fuera de Europa) en el Japan Wine Challenge 2016. Se trata del Pyros Barrel Selected Malbec 2014, un vino elaborado ciento por ciento con uvas del Valle de Pedernal a más de 1300 metros sobre el nivel del mar.

La uva para consumo en fresco, otro de los pilares de la reconversión, también tendría sus primeros impactos con la exportación a nuevos mercados. En su edición del 15 de enero de 1992, la exportación de uvas sanjuaninas a Singapur fue uno de los títulos destacados de DIARIO DE CUYO sobre el tema. Un hito que representó los primeros pasos del despegue agroindustrial de San Juan: "Las cajas fueron despachadas en un contenedor debidamente refrigerado, continuando con la cadena de frío y arribarán hoy al puerto de Buenos Aires donde serán embarcadas de inmediato al centro comercial de Singapur, uno de los ¦cinco tigres asiáticos", decía la crónica del momento. "Había una necesidad de comenzar a diversificar, en los ¦80 hubo como un estancamiento que también tuvo que ver con la hiperinflación, un barbecho que en la mañana tenía un precio en la tarde tenía otra. Empiezan nexos con Chile por su experiencia en exportación de uvas de mesa a Estados Unidos, con Red Globe, Superior y Flame. Mucha gente que estaba con ese estancamiento de parrales destinados a vinos, se estiran a uvas de mesa y otros a pasas", contó Alejandro Acosta, ingeniero agrónomo y uno de los históricos del Suplemento Verde.

AVANCES TECNOLÓGICOS

La infraestructura para la exportación frutihortícola, con la uva de mesa como eje esencial, fue la consecuencia directa de la reconversión vitícola. Se incorporan y profundizan los conocimientos sobre cadenas de frío, técnica esencial para conservar la uva en perfectas condiciones desde el lugar de cosecha al destino final. En los ¦90 la empresa Expofrut inicia actividades en la planta instalada en Santa Lucía, consolidándose como una de las más destacadas en el rubro. Hoy, la provincia produce el 90% del volumen total de uva de mesa del país y es también la principal exportadora, con 29 plantas empacadoras en el rubro.

Esta diversificación llega a las uvas para producción de pasas. Un salto cuali cuantitativo que posicionó a la provincia como principal productora a nivel nacional, con 27 plantas paseras desde las cuales se genera el 95% de la producción total de pasas del país, según datos recientes de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

 

 

 

Un aporte. Las degustaciones dirigidas, como EVISAN y la Cata de Vinos de San Juan del Consejo de Enólogos, representan un importante aporte a la hora de valorizar los vinos locales.

 

 

La producción de uvas finas creció significativamente en San Juan a partir de los ¦90 y hoy sus sabores ostentan características propias y distintivas que surgen de la conjunción de factores naturales y humanos. Los valles de Tulum, Zonda y Pedernal concentran la producción vitivinícola de la provincia y en la actualidad se suman nuevas presencias con la producción de vinos de altura como los de Calingasta o Rodeo.

En este marco, la identidad de los valles sanjuaninos y sus vinos se afianza, al punto de que ya se cuenta indicaciones geográficas (IG) otorgadas por el INV al Valle de Pedernal, Valle de Zonda, Valle de Calingasta, Valle de Tulum, Barreal y San Juan. Se trata de una certificación legal que otorga valor a los productos del lugar, haciendo que estos sean más competitivos y reconocidos en todo el mundo.

En retrospectiva, resulta impactante los cambios en la vitivinicultura de San Juan post terremoto a la fecha. Hacia la década de los ´40 había en San Juan 610 bodegas; pero esa época se cortó con el terremoto de 1944 que destruyó muchos establecimientos.

El impacto en términos de pérdidas de vidas humanas e infraestructura fue sin igual, aun así inicia un proceso de transformación tecnológica que sentaría las bases del renacer vitivinícola.

Las obras hidráulicas iniciadas posteriormente al terremoto de 1944, el reemplazo de la tracción a sangre por maquinaria agrícola, utilizada para las labores en la vid, más el cambio del sistema de conducción de vides, que produjo la sustitución de viñedos de espaldera por nuevos parrales que permitían el uso del tractor, fueron factores que aportaron al crecimiento.

 

Empiezan las ISO. La incorporación de normas de calidad comenzó a ser una exigencia entre las firmas vitícolas ni bien sucedió el cambio de milenio, convirtiéndose en un requisito para poder exportar.

 

 

 

Hacia la década del "50 comienza en la provincia la repercusión de los movimientos cooperativistas y de hecho se fundan varias cooperativas vitivinícolas. La vitivinicultura que siguió siendo el sustento de la economía provincial durante el periodo 1960- 1970, tenía como problema fundamental las diferencias de rentabilidad entre los productores de uva y los bodegueros. Una manera de disminuir estas diferencias y evitar la tradicional injerencia del Estado en la fijación del precio de la uva, fue la conformación de cooperativas entre los medianos y pequeños viñateros, para afrontar así la concentración y acuerdo entre bodegueros.

En San Juan, el único sector de la actividad económica que había conseguido un cierto desarrollo era el agrícola. Por mucho tiempo y con una incidencia constante, ese sector había constituido el 60% de la fuente total de ingresos, derivados casi exclusivamente de la vitivinicultura. La provincia se especializaba en la producción de uva de variedades blancas y los departamentos de mayor superficie cultivada eran Angaco, Pocito, Rawson, San Martín, Caucete y 25 de Mayo. Para esta época, había mejorado también el mercado del vino en la esfera nacional ya que el consumo de vino per cápita  iba ascendiendo, por haberse incorporado definitivamente esta bebida a los hábitos alimenticios de la población y por mantener sus precios de comercialización a niveles accesibles para consumidores de menor poder adquisitivo.

Ya en los años ’70, puntualmente el 23 de noviembre de 1977, el cachetazo de un terremoto sacudiría a San Juan otra vez: un sismo de importantes características afectó la producción de los departamentos de Caucete, 25 de Mayo, Angaco y 9 de Julio, los cuales representaban el 50% del total de la zona de producción vitivinícola de la provincia.

Los agrietamientos del terreno y sensibles desniveles de superficie imposibilitaron la canalización del riego, hubo derrumbe de parrales y pozos para riego fuera de servicio. A los graves daños se sumaron derrumbamiento de bodegas, deterioro de piletas de depósito y destrucción de tanques metálicos de almacenamiento.

Una vez más, San Juan se levantó de nuevo.  Testigo único de este resurgir nace en el seno de DIARIO DE CUYO el Suplemento Verde. Fue a fines de los años "80 para luego convertirse en uno de los suplementos más viejos del país y desde el cual se potencia a través de su información, los avances de la agroindustria local.

 

Los momentos clave de la actividad vitivinícola