"¿Están listos para llegar a la final? -gritó el coach, micrófono en mano-. ¡Entonces, a bailar!". Y desde la base de la quebrada Nacif Weiss subió un grito en común, casi como de guerra, todos envueltos en telas de colores. La música sonó alto por los altoparlantes y unas 1.300 personas comenzaron a bailar en busca de un aula informática móvil, el sueño que persiguen. Así comenzó ayer la grabación de la coreografía con la que San Martín competirá en semifinales del Baila Argentina, el concurso de TV que creó Marcelo Tinelli y que se emite en Sábado Show. Con una fuerte apuesta al color y utilizando una monumental estructura cuadriculada que se vio en la pasada Fiesta del Sol, el baile tuvo como figuras destacadas la forma de un ajedrez multicolor y un arcoiris.

La filmación, con ensayos incluidos, duró unas cinco horas y, a diferencia de las instancias previas (ver aparte), en esta coreografía predominaron las formas cuadradas más que las circulares. Un tablero de ajedrez en blanco y negro que luego mutó a multicolor hizo juego con la estructura cuadriculada, en cuyos cubos se movieron bailarines disfrazados de arlequines. La otra figura que impactó fue un arcoiris, similar al de la señal de prueba en las pantallas de TV, todo logrado gracias a unos ponchos de dos colores.

En la segunda parte del baile, los cuadrados se rompieron para jugar con espirales y círculos, con la aparición de unas figuras de muñecos que también se usaron hace un par de años en la Fiesta del Sol, para cerrar luego la coreografía al grito de "San Martín, San Martín".

Con las caras pintadas, brillitos, vinchas de colores y clima intimista pese a la multitud (por ejemplo, el sonidista de la producción ayer cumplió años y todos le cantaron una canción), la gente se bancó la larga jornada, que incluyó 10 filmaciones distintas, para editar las mejores partes. "Es una coreo espectacular. Salió muy bien en cámara y nos tenemos toda la fe del mundo para ganar. Es más, estoy tan ilusionado que ya pienso en lo que vamos a hacer en la final", dijo Hugo Moreno, el coach que ya trabajó con los sanjuaninos en la ronda anterior.

Hubo mate cocido y medialunas para desayunar, sopaipillas a media mañana y hasta se instaló un puesto de venta de panchos, cerca de los 10 colectivos que transportaron a los bailarines. "Esto es alegría pura, acá hay entrega, acá hay amor", contó María del Carmen Mir, quien contó que estudió danza clásica y que viajó todos los días desde Santa Lucía para ensayar.

Mientras unos obreros desenrollaban una bandera argentina de 80×15 metros en el cerro, para que se viera de fondo, el intendente Andino ayudaba en la marcación con cal del tablero gigante y el equipo de filmación ajustaba las cámaras, todo quedaba listo para largar la grabación. Entonces, llegó la hora de los bailarines, anónimos soñadores que contorsionaron los cuerpos buscando la tan ansiada sincronización. Después de 10 tomas, el baile quedó ahora en manos de los editores del programa, mientras que San Martín esperará para verse en TV y apostar por una victoria que lo deje en la final del certamen.

Las tres coreografías