Con guantes, una boina y una bufanda, trató de hacerle frente al frío. Dijo que en la noche le fue imposible dormir, porque estaba "congelado", a pesar de que se metió debajo de un techito que hay en el costado de la casa. Segundo Alanís tiene 77 años, no puede caminar y contó que pasó la noche en la calle, porque fue sacado de su vivienda por una hijastra que denuncia violencia de género, abuso sexual y que la vivienda es de ella. Esta dura puja familiar llevó a que el hombre ahora no tenga dónde vivir. Este caso sucede en la Villa Obrera, en el departamento Chimbas.
Sentado en su silla de ruedas, que se le traba en la vereda porque es de tierra y tiene desniveles, Segundo contó que aún no puede creer lo que le pasó y cómo en un abrir y cerrar de ojos, en medio de días de frío extremo, tuvo que pasar la noche en la vereda de su casa. "Yo vivo solo hace muchos años. Esta casa la compré y tengo el boleto de compraventa. Esta mujer -por su hijastra- me pidió que alojara a su hijo y su familia porque no tenían dónde vivir. Ayer -por el lunes-, la señora comenzó a decirme que me iba a quitar la casa porque es de ella y porque yo la violé cuando era niña, pero todo eso es mentira. Me fui a la Policía, a pedir que me ayudaran, y cuando volví encontré la casa cerrada y mis cosas en la calle", dijo el hombre que se moviliza en silla de ruedas porque tiene cáncer en la columna, además de tener cáncer de próstata.
La casa está ubicada justo en la esquina de calle Tulum y callejón El Gringo, en la Villa Obrera. En la vereda de esa humilde vivienda, una cama de caño, un colchón viejo y unas frazadas que envuelven un poco de ropa y sábanas son las únicas pertenencias que le quedaron al hombre. Junto a ellas, y acompañado de una de sus hijas, el anciano, que trabajó haciendo changas y que cobra una jubilación, hizo de todo para soportar las bajas temperaturas de la noche y del día. "Es que si bien hay sol -ayer en la mañana-, cuando nos da la sombra no se puede estar del frío, no sé cuántas noches tenga que pasar acá, pero no me voy a ir", agregó el anciano y dijo que no quiere dejar de estar en la vereda porque teme no poder recuperar nada o que le roben las pocas pertenencias que le quedaron adentro de la vivienda. "Tengo heladera, estufas y la cocina. Todo es mío y ella me dejó sin un techo", dijo y narró que con ayuda de sus hijos iba a denunciar la situación para tratar de recuperar su casa.
Por su parte, Patricia Alanís, la hija que le hizo compañía, expresó: "Yo no sé si mi papá la violó o no, pero no es justo que él esté en la calle y tenga que pasar frío. La noche fue muy difícil de pasar y tengo miedo que le pase algo porque está enfermo".
Sin querer dar su nombre ni mostrar su rostro, y a través de una ventana, la hijastra de Segundo habló también con este medio. Papeles en mano, que no quiso mostrar, pero que se dejaban ver a través de las cortinas, afirmó en numerosas oportunidades que esa es su casa y que sacó al hombre del lugar porque los amenazaba a ella, su hijo, su nuera y sus nietos. "Nos dijo que nos va a volar los sesos", dijo y agregó que ella es dueña de la vivienda pero que hace cerca de 10 años firmó un documento cediendo los derechos de la vivienda al anciano porque él la "presionó" para hacerlo.
"Cuando yo era niña mi mamá se fue a vivir con él y tuvieron más hijos. Desde los 5 años él abusaba de mí y me maltrataba. A los 12 años comenzó a violarme y un año después yo tuve mi hijo producto de esas violaciones. En ese contexto yo crecí y ahora no voy a soportar más que él me siga robando cosas", dijo y comentó que por esa situación está dispuesta a todo para recuperar la vivienda.
El caso de Segundo conmocionó a los vecinos, quienes le ofrecieron ayuda.