Está por cumplir su segundo mandato al frente de la UNSJ y debió encarar el desafío de que se den clases en los colegios preuniversitarios y en las facultades en el contexto de la pandemia. El rector Oscar Nasisi pasó por el programa "A todo o nada" de Radio Sarmiento e hizo autocrítica por la falta de implementación a tiempo de un sistema virtual y habló de estimaciones para el regreso de clases presenciales. Además, habló de la prórroga de mandatos y de su futuro.
– ¿Lo sorprendió la decisión de la provincia de volver a las clases en junio?
– Desconozco las motivaciones y la realidad del sistema educativo de la provincia. Del lado de la Universidad se nos hace muy difícil poder volver, sobre todo, en este primer semestre. Para nosotros es muy pronto. Vamos a evaluar si es o no posible volver a partir de agosto, porque, más allá de que se levante la emergencia sanitaria, tenemos que tener en cuenta de ahora en más ciertos recaudos, por ejemplo, la cantidad de personas por aula. Todos sabemos y no lo puedo mentir, ha habido muchas cátedras en las que los chicos están a abarrotados en un aula. Esto ya no puede ser. Desdoblar aulas implica inmediatamente una duplicación o un aumento presupuestario que en este momento no contamos, porque implica más docentes para poder atender a menor cantidad de chicos. Hay una problemática muy seria y para nosotros es prácticamente imposible pretender volver al aula antes de agosto.
– ¿La idea es volver en agosto?
– Vamos a empezar a trabajar desde ahora para ver si desde agosto podemos arrancar. También queremos ver qué va a pasar con el pico de contagio, el cual está planteado a fin de junio y no tenemos esos datos todavía. Hay que ver como esto evoluciona y vamos a ver para el segundo cuatrimestre o semestre cómo avanzamos.
– En el caso de que los preuniversitarios vuelvan en agosto, ¿cómo sería?
– Lo que sí tengo la certeza es que, si lo hacemos, se va a tener que realizar bajo nuevas normas de convivencia en aulas. La distancia sanitaria se tiene que respetar, con lo cual ya nos pone en aprieto de infraestructura porque nuestras aulas están preparadas para una cierta cantidad de estudiantes que normalmente está bien, y esto supone entonces desdoblar aulas, con lo cual modificar horarios y demás.
– ¿Se están reuniendo a discutir posibles modalidades en ese sentido?
– Estamos todos en movimiento tratando de buscar soluciones a un planteo que no lo esperábamos y que nos tomó de sorpresa y reaccionamos como pudimos, con muchos errores, con mucha improvisación al principio y con muchos problemas porque hay que decirlo, no es ideal lo que tenemos hoy en el ámbito de la Universidad. Si bien quiero rescatar profundamente el esfuerzo y el compromiso de todos los docentes, de todo el personal no docente, no estábamos preparados para la virtualidad. También es cierto que nosotros tenemos un sistema, tanto universitarios como preuniversitarios, basado en la presencialidad y no es que hayamos cambiado este concepto. En el momento en que esto se resuelva volveremos a la presencialidad. No es que de ahora en más nos quedamos en la virtualidad. Para recorrer ese camino, nos falta mucho tiempo todavía.
– ¿Con los alumnos preuniversitarios, están trabajando las clases con sistema virtual o través de guías, como hace la provincia?
– Hay diferentes modalidades, hay algunos docentes con clases virtuales, hay otros con entregas de guías. En ese sentido, la Universidad, medianamente, dejó libertad de acción para que cada docente buscara la mejor alternativa a sus posibilidades y a las de sus estudiantes. Tenemos otro problema, no todos los estudiantes tienen acceso a la conectividad. Entonces, hoy no tenemos un sistema equitativo. Hay muchos chicos a los que hay que brindarle la oportunidad de que recuperen este tiempo de alguna manera. Eso también se está trabajando y veremos cómo lo hacemos a futuro.
– Del universo de alumnos preuniversitarios, ¿cuántos son los que no tienen acceso a conectividad?
– Tenemos cerca de 26 mil estudiantes. No sé cuál ha sido el desgranamiento en esta situación, pero un 40 por ciento de los chicos no están teniendo clases virtuales porque no tienen como hacerlo. Es una situación muy grave.
– Con el porcentaje de chicos que no tienen conectividad se va a dar un desfasaje con los que sí accedieron a los contenidos, ¿cómo van a compensar eso?
– Se evalúa la extensión del ciclo lectivo, cerrar el primer cuatrimestre más adelante de junio.
– ¿Extenderlo hasta diciembre, enero y febrero?
– La verdad que recién lo estamos evaluando. Esperaría cómo se cierra esta primera etapa superado julio, porque en función de eso uno puede evaluar como fue el resultado de la primera parte, que seguramente van a haber desfasajes con lo ideal o con lo que realmente se hace o con lo real y de ahí ver si conviene o no estirarlo.
"La Universidad está funcionando con el mismo presupuesto que el año pasado".
– ¿El receso de invierno se dejaría sin efecto?
– Ahí depende de Nación, que ha dicho que el receso de invierno se mantiene. Ahí tenemos que ver. El receso está justificado. La virtualidad implica más trabajo que la presencialidad. Entonces, los docentes están trabajando, mal, bien, con problemas, con miles de circunstancias adversas, están llevando adelante algún proceso de enseñanza y aprendizaje. Se evalúa también desdoblar para aquellos estudiantes que están en alguna condición o en otra. De cualquier manera, todo esto es posible si presupuestariamente tenemos la espalda para poder hacerlo.
– ¿Cómo es eso?
– Si yo desdoblo, inmediatamente sí los gremios me van a poner el revolver en la cabeza y me van a decir que están dictando el doble de clases que lo que teníamos que dictar. Entonces, esto supone una compensación económica y es razonable. Por el momento, no lo tenemos.
– En las clases virtuales para universitarios, ¿se toman evaluaciones?
– El Consejo Superior aprobó un protocolo en el cual se señaló que se podían tomar exámenes de acuerdo a lo que cada una de las cátedras entendía mejor. Hay cátedras que han optado por hacer un sistema de evaluación continuo, a través de prácticos, tomar controles y demás. Y hay otros docentes que han tomado la decisión de tomar parciales virtuales. Después están los exámenes finales que también se podrían tomar. Hubo una presentación de los gremios docentes y de los no docentes que se trató el jueves, en la que pedían que no se tomara examen. El Consejo Superior ratificó la posición de la toma de exámenes y no someterla a paritaria porque creemos que es una medida académica, no una laboral. Además, muchos docentes tomaron el compromiso de seguir adelante con el dictado de las clases en forma virtual, a pesar de no estar preparados porque entendían que el perjudicado era el estudiante y que, de alguna manera, había que garantizarles el derecho de educación. El proceso educativo implica el dictado de clases, pero también implica la toma de exámenes porque es cerrar el proceso.
– ¿Fue un planteo desacertado el de los gremios?
– No, creo que sostienen esto por una situación de que entienden que la virtualidad irrumpe laboralmente de manera diferentes e, indudablemente, que no es lo pautado frente a la presencialidad. Los gremios tienen sus razones, no polemizo acerca de esto. Ellos tienen que defender sus derechos y la Universidad no está en contra de los derechos de los trabajadores, ni mucho menos, pero sí creemos que nuestro deber es el derecho de la educación. Por otro lado, en esta situación de pandemia, tiene que primar mucho el sentido común, la razón y que de esto vamos a salir entre todos con diálogo y con mucho compromiso.
– ¿Cuál es su autocrítica con respecto a la falta de la virtualidad, la cual se tuvo que implementar con la pandemia?
– Por un lado, indudablemente, como Universidad tuvimos una posición de comodidad frente a la presencialidad y no avanzamos en el desarrollo de la virtualidad como una herramienta posible porque con la presencialidad estábamos bien. Habíamos empezado a avanzar, pero muy lentamente, en forma muy tibia e, indudablemente, cuando llegó esto tuvimos que irrumpir con una velocidad distinta. Hubo personas que duramente muchísimo tiempo estuvieron advirtiendo esta situación y por diferentes razones no les hicimos caso o no lo tomamos como debería haber sido. También es cierto que las provincias al norte y al sur siempre del corredor central que va de Buenos Airea a Mendoza tuvieron mala conectividad. Después el acceso a la tecnología tampoco ha sido muy bueno. Sí hay culpa. Con el diario del lunes es mucho más fácil decir "la verdad que nos equivocamos, deberíamos haberlo previsto antes", no por la pandemia, sino como una herramienta.
– ¿Ya tiene definido usted qué va a hacer en las elecciones de la UNSJ?
– Estoy a un mes de terminar mi segundo mandato, elegido por la comunidad universitaria y está muy lejos en mí tratar de mantenerme en el cargo más allá del 30 de junio porque no corresponde. La prórroga de mandatos viene a consecuencia de la suspensión del calendario electoral y de que no se pueden llevar adelante las elecciones. No me gustan las prórrogas de mandatos porque me parece que rompe con un precepto principal y muy fuerte en mí que es la democracia y que cada institución tiene que poder elegir a sus conductores. El Estatuto Universitario no contempla este tipo de cosas. Nos encontramos ante la inevitabilidad de tener que hacer una prórroga de mandatos, sino la Universidad queda acéfala a partir del 1 de julio. ¿Cuánto tiempo hay que hacer la prórroga de mandatos? Entiendo que tiene que ser en el menor tiempo posible.
– Usted junto con otros decanos creen que debería ser hasta que dure la situación de fuerza mayor, lo que generó cierto ruido en el ámbito universitario porque es indefinible…
– No es así, no es indefinido. El Consejo Superior aprobó suspender el calendario electoral hasta que se supere la fuerza mayor. Esos fueron los términos. ¿Quién define la fuerza mayor? El Consejo Superior, así que tiene la potestad de definir cuándo se supera la fuerza mayor, de acuerdo a su buen saber de entender y a los decretos nacionales, provinciales y demás en cualquier momento. Lo que digo es que si hemos suspendido el calendario electoral hasta que se supere la fuerza mayor, me parece que la misma coherencia tiene que venir en el tema de la prórroga de mandatos, que cumple con el precepto del mínimo tiempo posible. ¿Cuándo se pueden hacer cargo las nuevas autoridades? Una vez que se haga las elecciones. ¿Cuándo se van a poder hacer? En este contexto, cuando se supere la fuerza mayor, no hay otro momento. No tiene sentido poner una fecha X y después volver a prorrogar. Yo no quiero estar más allá del 30 de junio porque no es legítimo. Lo que hay que hacer es tratar de resolver este problema lo antes posible. A medida que avance va a ser menos legítimo todavía. Por eso, creo que no es indefinido, sino el menor tiempo posible.
"No hay que presuponer que los docentes están de vacaciones en sus casas. Trabajan mucho".
– Una vez definida la prórroga de mandatos y el calendario electoral, ¿cuál va a ser su destino político?
– Estoy muy cansado sinceramente. Me parece que me voy a tomar un tiempo para descansar y después veré. No tengo decidido todavía. Además, estos últimos dos meses me han demandado mucho más que muchas de las cosas que hemos hecho durante la etapa normal. Estoy cansado, me parece que es momento de detener un poco la máquina, de pensar las cosas y ver que hacemos.
– ¿No se va a presentar? Porque se habló de que podía ir por el Decanato de Ingeniería o como vicerrector.
– No, creo que no.
– En su momento anunció la donación del 30 por ciento de su sueldo y algunos decanos ya realizaban otros aportes, ¿cómo quedó ese tema, teniendo en cuenta que salió a la luz que usted cobra unos 400 mil pesos?
– Ojalá. En mayo se hizo el 20 por ciento de donación del sueldo de algunos funcionarios. No todos quisieron. Lo hicimos una vez. Está plasmado en la resolución y se les entregó un aporte de 3 mil pesos a más de 100 chicos. Después surgió el tema de la discusión de becas en el Consejo Superior, en donde se decidió darle becas a todos los que habían pedido y aumentar el valor. Todas las becas subieron entre un 50 y un 80 por ciento. Seguimos entregando los bolsones de comida, en este caso, son 150 chicos que reciben esa ayuda. Lo hicimos porque en ese momento las becas estaban desfasadas porque los chicos no tenían becas y nos pareció importante darles una mano, sobre todo porque muchos de ellos tienen un problema y es que se sostienen informalmente. Y en la cuarentena, el trabajo más perjudicado fue el informal. Hay muchos chicos que eran mozos, que trabajaban en boliches, de limpieza en algún lugar que no podían hacerlo. Por eso había que darles alguna mano.
– Dijo que ojalá cobrara 400 mil pesos de sueldo, ¿lo niega?
– Eso es un valor en bruto, en Impuesto a las Ganancias tengo 100 mil pesos y si se empiezan a descontar las cosas, queda muchísimo menos. Esto es chicana por la prórroga de mandatos.
– ¿Lo atribuye a una cuestión política?
– Que no le quepa la menor duda, esto es una cuestión política.
– ¿De algún sector en particular?
– No lo sé, no puedo decirle porque no lo sé, porque, en todo caso, somos todas autoridades y los que están en puja son todos los que tenemos sueldos similares. Forma parte de la batalla por la conducción de la Universidad. Hay que tomarlo como tal.