Cuando ingresó a la sala de diálisis del CIMAC, Dominga Vera se topó con una postal diferente. Había globos multicolores colgados del techo y entre los equipos médicos, pero nunca sospechó el motivo. Ayer cumplió 80 años y sus compañeros de tratamiento, junto al personal de la clínica, le hicieron un festejo sorpresa que tuvo hasta una serenata. La mujer se emocionó con el agasajo ya que es el primer cumpleaños que no comparte con su marido con el que estuvo casada por más de medio siglo y que falleció hace 6 meses.
Luego de que la conectaran a los equipos y comenzara con la diálisis, Dominga cerró los ojos para relajarse, pero los acordes de una guitarra la despertaron. Creyó que estaba soñando. Vio a los médicos y enfermeras caminando con una torta mientras que junto a los demás pacientes le cantaban el feliz cumpleaños, acompañados por Ariel González y Jorge Navarro que llegaron hasta el lugar para darle una serenata. No fue un sueño. ’Nunca sospeché lo que habían planeado por mi cumpleaños. Me dieron una gran alegría y jamás lo voy a olvidar’, dijo la mujer.
Dominga nació en Barreal en el seno de una familia humilde que no siempre pudo festejarle el cumpleaños. A los 17 años se mudó a San Juan para estudiar enfermería. Ingresó a trabajar en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Rawson donde estuvo 20 años. Y luego pasó a Traumatología por 15 años más. Nunca faltó al trabajo por lo que el festejo de su cumpleaños quedó relegado. ’Para mí siempre fue prioridad cumplir con mi labor. En Navidad y Año Nuevo mi marido y mis 4 hijos venían al hospital a cenar conmigo’, dijo. Desde hace 3 años Dominga se dializa, luego de que la diabetes le afectara el funcionamiento renal. Uno de sus hijos mayores le ofreció donarle un riñón, pero no aceptó. Dijo que ya vivió lo suficiente. ’Ya cumplí mi ciclo y será hasta que Dios quiera nomás’, agregó.
Dominga es la mayor de los pacientes que se dializan y la más apreciada. ’Sigue teniendo alma de enfermera. A cada rato nos pregunta cómo nos sentimos y nos da aliento’, dijo Gilberto ’Huracán’ Carrizo, paciente que planificó el festejo del cumpleaños de Dominga y consiguió los músicos que le dieron la serenata.
La celebración tuvo de todo, aunque por las características del lugar y del tratamiento se hizo con ciertas limitaciones. El personal rodeó a Dominga para acercarle la torta con la velita y cantarle el feliz cumpleaños. Los demás pacientes cantaron sin moverse de sus sillones porque ya estaban conectados a las máquinas y sin poder moverse.
Primero se le sirvió a la cumpleañera y a los demás pacientes sólo un vaso de chocolate con 2 churros porque las mesas adosadas a los sillones donde permanecen durante el tratamiento son chicas. Después se les sirvió la torta.
El festejo terminó, pero no los mimos para Dominga. Pese a que los sillones deben estar en línea recta por la posición de los equipos, los médicos autorizaron que al de ella lo colocaran inclinado por un rato. El fundamento: que pudiera charlar tranquila con la paciente de al lado.

