Un grupo de niños de la villa Las Cañitas, en Rivadavia, estaba jugando al fútbol antes que oscureciera, cuando una tragedia le dio un corte repentino al juego. Un auto se desvió de la calle y atropelló a uno de ellos, Roberto Senatore, que hoy tiene 27 años, y que en ese accidente perdió un riñón, se le dañó el otro y ahora lucha por sobrevivir, espera recibir un nuevo riñón en marzo próximo. De este modo se transformará en el segundo paciente que será trasplantado en la provincia. El primero se practicó en diciembre del 2013.
‘Yo salí a la calle buscando la pelota y luego me desperté en el hospital. Lo único que recuerdo es que mi mamá lloraba y que el médico me dijo que me habían sacado un riñón ‘, dijo Roberto. Pero a pesar cuidarse y seguir a rajatabla los consejos médicos, el riñón dejó de funcionar y es por eso que desde hace 4 años comenzó a dializarse. En ese momento los médicos le dijeron a Roberto que tenía que incluirse en la lista de receptores de órganos ya que se deterioraba a pasos agigantados su función renal.
Durante mucho tiempo esperó un órgano compatible. Así fue que tuvo que dejar su trabajo de albañil además de tener que alimentarse con una dieta estricta. Sin embargo, hace unos meses apareció una posibilidad y a Roberto se le encendió la esperanza. Luego de varios análisis realizados a su hermana mayor, surgió que era compatible y se transformó en una posible donante. La alegría se acrecentó cuando el año pasado se enteraron que en San Juan ya se podía practicar esta clase de cirugías. Será el mismo equipo médico que hizo el primer trasplante, quien lo intervenga a Roberto en el Hospital Rawson.
Es así que ambos ya están preparándose para poder internarse y así llegar a la cirugía que le permitirá al hombre dejar de gastar 1.200 pesos mensuales en remedios y terminar la casita que tiene en el fondo de la casa materna.
UNA AYUDA INESPERADA
Pasaron 4 años desde que Roberto terminó la Secundaria en el Colegio Provincial de Rivadavia, pero su preceptora nunca lo olvidó. Así fue que Chabela Dibella se reencontró con su ex alumno mientras paseaba por el centro. Café mediante, el muchacho le contó sobre su salud y los problemas por los que estaba atravesando. En ese instante la mujer se comprometió a ayudarlo y así fue que juntos comenzaron a buscar soluciones.
Tal fue el compromiso que adquirió Chabela, que armó una colecta de materiales de construcción para que Roberto pueda terminar con la casita que está construyendo. Es que hace un año la familia Senatore se embarcó en la construcción de la pequeña vivienda, pero se quedó sin dinero para terminarlo ya que fue estafado por un albañil que no completó el trabajo prometido. Que la construcción llegue a su fin es indispensable para este hombre ya que para que le den el alta médica, luego del trasplante, debe tener una vivienda que reúna todas las condiciones sanitarias necesarias para albergarlo.

