Aquel camino en la fe que iniciaron las hermanas Farías Peralta en la Acción Católica de la parroquia de Trinidad tuvo uno de sus mayores momentos de gloria este domingo en el estadio de fútbol de Amman, en Jordania, donde Benedicto XVI dio su primera misa en territorio árabe. Hasta allí fueron las tres hermanas y monjas sanjuaninas, tras dos días de un extenuante viaje desde Egipto que se vio reconfortado cuando escucharon la palabra del Pontífice en el lugar donde fundamental para los católicos. Pero estas religiosas tienen una historia familiar aún más impactante: en total son cinco las sanjuaninas hermanas de sangre que dedicaron su vida a Dios. Tres están en Egipto y otras dos en San Rafael, Mendoza. Allí está el Instituto del Verbo Encarnado (IVE), congregación a la que pertenecen.

Las que estuvieron en Jordania, después de viajar desde Egipto en auto, barco y ómnibus, son María Jesús (25 años, es la Madre Superiora de un Pensionado del Arzovispado en Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria, al norte); María Clemens (36 años, da religión católica en un colegio inglés de un multimillonario en El Cairo, donde van hijos de empresarios y diplomáticos) y María Fátima (30 años, estudia árabe en Alejandría. Ya fue designada a un santuario que se construirá a un costado del río Jordán, donde bautizaron a Jesús, y el Papa colocó una piedra ornamental para fundar un lugar en medio del desierto que sirva para los peregrinos católicos).

En Mendoza quedaron María Agustina de la Cruz (29 años, profesora de religión en una escuela gratuita del IVE) y María Anunziatta (27 años, trabaja en un hogar de niñas abandonadas y con problemas judiciales).

"Como familia religiosa es una gracia muy grande estar todas juntas", dijeron las monjas a la corresponsal del diario La Nación en el estadio de Amman.

"En total tengo 9 hijos. Siete de ellos son mujeres. Y cinco son monjas. Es una felicidad muy grande", comentó ayer desde San Rafael Farides Amalia Farías de Peralta, la madre de estas hermanas. Y agregó que "mis hijas llegaron a esos lugares por la ascendencia árabe que tenemos en la familia. Cuando pudieron elegir destino, optaron por los países árabes. Allí llevan entre 8 y 15 años".

La primera en decidir su vocación fue María Clemens, tras un retiro espiritual en el Instituto del Verbo Encarnado en San Rafael. A excepción de María Fátima, quien egresó de la escuela de Comercio de la UNSJ, el resto de las hermanas-monjas cursaron sus estudios secundarios en el colegio San Francisco.

De chicas vivieron en el barrio San Martín, en Concepción, y luego la familia vivió en General Acha y avenida Libertador San Martín.