Para los salesianos, es un motivo de fiesta. Y lo van a celebrar así. Hoy desde las 11, en la parroquia de Don Bosco, se ordenará un sacerdote sanjuanino salesiano y romperá así una sequía de 17 años sin una celebración de este tipo para la Iglesia Católica local. El último salesiano que se ordenó en la provincia fue Julio Ramos, en 1994, mientras las demás se realizaron en Córdoba, por decisión de las autoridades a nivel nacional. Sin embargo, desde este año, puede hacerse nuevamente en cada lugar vocacional de origen y Juan Pablo Albeiro (30), actualmente destinado en Misiones, pidió hacerla en San Juan.
La misa en Don Bosco la oficiará monseñor Delgado y luego habrá un almuerzo a la canasta "abierto a toda la sociedad", dijo Andrés Peirone, director del colegio Don Bosco.
Juan Pablo Albeiro tiene el carisma de todo salesiano y ya desde chico sintió su vocación, incentivada por la participación de sus padres en el Movimiento Círculo de la Juventud y la amistad con el padre Juan Fanzolato.
Juampi, como le dicen, fue miembro de agrupaciones parroquiales, de los Boy Scouts y monaguillo en la capilla del barrio ATSA, donde vivía. "A los 15 años me fui a Córdoba, a estudiar en el colegio salesiano Juan Domingo Savio y terminar la secundaria. Fue como una prueba, porque después empecé el aspirantado en el mismo Savio. Ahí me di cuenta de que estaba en mi lugar y que quería ser religioso", contó Juan Pablo. A diferencia de los sacerdotes diocesanos, que estudian durante 8 años en el seminario, los salesianos tienen un año más del llamado tirocinante, donde aprenden a vivir en comunidad, y otro del noviciado. Hoy, Juan Pablo dejará atrás 12 años de estudios y formación.
El salesiano, tercero de 8 hijos y confeso fanático de River y Sportivo Desamparados, hizo el noviciado en una escuela agrotécnica de Río III, Córdoba, y en febrero pasado fue designado en el colegio agrotécnico Gentili, un internado en Misiones donde se fabrican a sí mismos hasta el yogur y la yerba que consumen. A partir de la semana que viene, Albeiro será el sacerdote del lugar, a la espera de algún día poder trabajar en San Juan.