En este establecimiento educativo, además del cultivo de uva, se dedican a la producción de aceitunas y aceite de oliva. También tienen frutales y hortalizas en una pequeña huerta orgánica con los que hacen dulces y conservas, también productos desecados. A pequeña escala hay experiencias con riego por goteo y también por aspersión. En la escuela hay un vivero y un invernadero, una granja, un espacio para la reparación de la maquinaria, una plantación nueva de pistachos (donada por la Barrick) y equipamiento para enfardar pasturas. Lo único que paradójicamente no enseñan ni trabajan es la vinificación. Ahora añoran no sólo por certificar el trabajo en los parrales para que el producto se revalorice, sino además en tener la propia fábrica de aceite de oliva. Saben que están en el camino correcto.
