La cita era a las 18. A esa hora, los 26 carros que iban a participar en el Carrusel del Sol tenían que comenzar a llegar a la Avenida Ignacio de la Roza, entre Mendoza y Sarmiento, para esperar el momento en que marcharían ante el público, 3 horas y media más tarde. Y ese fue el momento ideal para ajustar los últimos retoques de los carruajes, trabajando a contrarreloj.
Con el Sol en la cara, hombres y mujeres de distintos departamentos y colectividades se movían sin parar. Algunos barrían, otros ajustaban cables y probaban luces. No faltó el retoque de pintura en las figuras, ya sea con aerosol o con pinceles y pinturas. Mientras tanto, sonaban fuerte los motores de los tractores que arrastrarían los carros y de los generadores de electricidad.
El intendente de Calingasta, Robert Garcés, era la única autoridad en el lugar. Cargando la foto de la candidata a Reina Nacional del Sol que representa su departamento, supervisaba los últimos detalles del acoplado que desfilaría más tarde.
Por su parte, la gente que salía de sus trabajos o paseaba por el centro aprovechaba para mirar en detalle los diseños de cada carro y para sacar fotografías. Y los niños tiraban las manos de sus madres para quedarse a mirar algunas figuras, como las reproducciones de animales autóctonos del carruaje de Valle Fértil o el dinosaurio gigante del de Ischigualasto.

