�Durante toda la marcha, muchas de las mujeres caminaron armadas con aerosoles y hasta esténciles. Su objetivo fue imprimir su marca dejando inscripciones en toda la ciudad. Éstas se sumaron a las que ya habían realizado anteayer, en una manifestación antiminera.
Durante todo el recorrido, las mujeres dejaron sus mensajes proaborto, contra la Iglesia y condenando la trata y la violencia de género, con aerosoles rojos, verdes y negros. Los basureros, las veredas y las paredes fueron los focos elegidos.
A pesar de que las policías vestidas de civil que acompañaron la caminata detuvieron a algunas de las mujeres que hacían graffitis y hasta les sacaron las pinturas, no fue suficiente para detener el despliegue de letras y color. De hecho, más allá del vallado, la Catedral tampoco se salvó y fue el edificio público más rayado. Las chicas escribieron sobre el espacio que había quedado sin protección en la vereda y hasta tiraron botellas con pintura de dos colores diferentes hacia la fachada, que quedó estampada sobre las piedras de las paredes.
Hoy, cuando finalice el encuentro, lo último que se realizará será una reunión en el estadio abierto del Parque de Mayo, en la que se leerán las conclusiones de los talleres desarrollados.
