Casi alcanza las ocho décadas de vida, pero se maneja con la agilidad de un joven. Dice que es porque siempre anduvo en bicicleta. Desde hace 50 años es heladero y hace 40 que va a San Expedito para las patronales, a vender helados. Mauro Lucero es uno de los tantos vendedores que se apostó en Bermejo desde hace una semana. Con carpa a cuestas, freezer y todos los gustos de helados, el hombre dice que el lugar cambió mucho en el último tiempo. “Cuando empecé a venir sólo había un algarrobo y allí me instalaba. Era el único heladero. Ahora para conseguir un buen lugar hay que venirse al menos con una semana de anticipación”, dice. Detrás de donde montó el puesto de venta, Mauro instaló su carpa. Allí vive desde hace varios días.
