Juntas a la par. Lourdes y Lía, su mamá, se dedican en las tardes a repasar los contenidos vistos en el cursillo. Es que la joven, por su discapacidad, necesita que le expliquen cuatro veces un tema y con diferentes palabras, para poder entenderlo e incorporarlo.

 

Para Lourdes Orozco nada es fácil, pero tampoco imposible. Le sobra autoestima y fuerza de voluntad para superar los desafíos que ella misma se impone, sin que sus limitaciones sean un obstáculo. Tiene 20 años y síndrome de Down. Desde el pasado 3 de febrero ingresó a la Facultad de Arquitectura, de la UNSJ, para hacer el cursillo de ingreso a la carrera de 5. Sabe que no le resultará fácil, pero no tiene miedo. Sabe que cuenta con el apoyo incondicional de su familia, especialmente de su mamá que también se inscribió en esta carrera para ayudarla a estudiar.

Nació el 9 de febrero del 2000, con síndrome de Down, 1 kilo 100 de peso y un problema coronario. El médico le pronosticó 48 horas de vida. Hoy, 20 años después de aquel pronóstico desalentador, se siente "más viva" que nunca y con nuevo proyectos por concretar para continuar con su superación personal. "A mí me gusta estudiar por eso quise ingresar en la universidad. No me da miedo y creo que me va a ir muy bien", dijo la joven.

Estudiar me hace muy feliz y sentir que estoy viva. Con voluntad todo se puede.
LOURDES OROZCO – Joven con síndrome de Down

Lourdes cursó la primaria y la secundaria con el servicio de un docente guía, pero en la Universidad ya no contará con el mismo, al menos por ahora. Pero, tendrá una ayudante de lujo: Lina Hidalgo, su mamá, de 60 años, que también se inscribió en esta carrera para ayudar a su hija con el estudio. "No puedo decir que no es un sacrificio porque soy farmacéutica y trabajo en una farmacia, tengo un taller de costura y soy ama de casa. Pero para mí también es un desafío volver a estudiar. Me animé porque siempre cuento con el apoyo incondicional de mi esposo Carlos. Voy a hacer la carrera con los tiempos de Lourdes, aunque nos lleve un par de años más terminarla", dijo la mujer.

Lina y Carlos fueron los encargados de descifrar qué carrera podía seguir Lourdes, de acuerdo a sus aptitudes y vocación. Descubrieron que Diseño Gráfico era la más adecuada, sobre todo porque se basa mucho en la creatividad, algo que a Lourdes le sobra. "Desde chica agarraba una imagen y la transformaba poniéndole un fondo o cambiando su diseño. Lo bueno es que no tuvimos ninguna traba para que nuestra hija se inscribiera y comenzara a hacer el cursillo", dijo su papá.

El hombre contó que las autoridades de la Facultad de Arquitectura junto a Asociación para la Recuperación e Inclusión de las Personas con Discapacidad (ARID) trabajan en un proyecto para crear un gabinete interdisciplinario (con psicólogo, psicopedagogo y docentes guía) para contener a Lourdes y a los demás jóvenes con discapacidad que quieren ingresar a esta Facultad.

Por ahora, Lourdes se siente muy cómoda en la facultad, disfrutando de las clases de Filosofía porque la "obligan a pensar mucho". Lo único que le preocupa es no tener tiempo suficiente para continuar paralelamente con el cursado del Profesorado de Danzas Árabes y Españolas.