Tradición y solidaridad son dos de las características que definen a Gastón Castro. Tienen 17 años y desde el 2015 enseña bailar folclore gratis a niños de escasos recursos de la Estación José Martí, en La Chimbera, 25 de Mayo. Lo hace a la salida del colegio y con dos objetivos principales: fomentar la tradición y darles a estos chicos la oportunidad de formarse para un mañana mejor. Salió a pedir ayuda porque sus alumnos no tienen zapatos para bailar ni un techo donde tomar las clases de danza y lo hacen hasta de noche y al aire libre.

Gastón dijo que está contento porque, al menos esta semana, podrá dar las dos clases semanales a los chicos. Logró juntar dinero para el pasaje en colectivo hasta La Chimbera. El vive en Las Casuarinas, a unos 12 kilómetros de distancia, y no tienen una movilidad propia. A veces no tiene plata para el colectivo y debe suspender las clases. Dijo que igual esto no sucede muy a menudo porque prefiere ahorrar la plata de la merienda y de las salidas antes que dejar de enseñarles a bailar a los chicos. ’Todavía estoy en el colegio secundario y no tengo trabajo aún por eso a veces me resulta muy difícil mantener el sueño de enseñarles a estos chicos. El año pasado me recibí de Profesor de Danzas Folclóricas y quise que aprendan este arte para que el día de mañana tengan una herramienta para trabajar. Además para que no estén en la calle y con el peligro que eso trae’, dijo el profesor.

Con la compañía infaltable de su madre, Gastón se traslada hasta La Chimbera, los martes y jueves para darles clase a los chicos. Su mamá además de ayudarlo a contener a los niños se encarga de prepararles el mate cocido que les dan para entrar en calor. Las clases se dictan en el CIC de la Estación José Martí, pero al aire libre, de 18 a 22,30. ’Como de a poco se fueron sumando más chicos y hasta jóvenes, las salas del CIC nos quedaron chicas y tuvimos que trasladarnos al patio exterior. El municipio de 25 de Mayo no ayudó con unos metros de nailon que pusimos de techo, pero ya se rompió’, dijo Gastón.

Las primeras clases tuvieron un máximo de 10 alumnos de entre 6 y 12 años. Ahora son 50, y de 3 a 24 años. Todos participaron el domingo pasado en una peña que organizó el profesor para celebrar el primer año de su ’academia’ de La Chimbera. Aunque el evento también tuvo un fin solidario. Lo recaudado se destinará a la compra de zapatos para los chicos. ’Con mucho esfuerzo y donaciones logramos que pudieran hacerles a los chicos los trajes típicos, pero necesitan muchas cosas más. Aceptamos cualquier ayuda’, dijo Gastón.

El profesor dijo que su academia tiene las puertas abiertas también para los chicos de las zonas aledañas que quieran incorporarse. Agregó que el único requisito para ingresar es presentar la libreta de calificaciones, ya que no hay vacantes para quienes andan mal en la escuela. ’Yo también trato de inculcarles la importancia de estudiar y algunos buenos hábitos. Antes de comenzar la clase reviso que tengan las manos limpias y estén bien peinados por lo menos’, agregó el joven.