Actualmente la sede del Programa Lihue, ubicada en calle Sargento Cabral, cuenta con 25 personas en tratamiento. Dos de ellas, dieron testimonio sobre su adicción y cómo el tratamiento les permite reinsertarse en la sociedad.
Margarita (19)
Tenía 16 años recién cumplidos cuando comenzó a fumar marihuana. El mundo, su mundo, se había derrumbado totalmente con la muerte de su abuela. Esto sirvió de detonante en medio de una familia con muchos problemas. "Fue muy difícil. Todo este tiempo fue difícil. Comenzó un día que llegué con amigos a la plaza de la joroba y yo estaba muy mal por la muerte de mi abuelita. Me sentía muy bajoneada y ahí me invitaron un faso y me dijeron que eso me iba a hacer sentir mejor, y lo hice. La verdad es que me sentí mejor pero sólo por un rato, luego segui fumando tanto que llegué a fumar 18 porros por día. Una barbaridad, vivía anestesiada".
A esto se sumaba que debía conseguir dinero para poder enfrentar el nuevo gasto. "Empecé a sacarle plata a mi papá del negocio. Sacaba 200 pesos por día para poder comprar. Era cada vez peor, en la escuela me pillaron cinco veces armando, comprando, fumando, de todo, y me echaron. Uno en ese momento no se da cuenta de todo lo que pasa yo anestesiaba mis problemas. Eso fue hasta un día después del día del amigo del anteaño pasado, cuando llegué muy, muy mal, a mi casa. Ahí mi papá me dijo que necesitaba ayuda profesional y yo acepté", relata Marga.
Lleva casi dos años sin consumir. A esta altura sabe que todo es cuestión de mucha voluntad. "Siento que he perdido años de mi vida por la droga porque me alejé de la gente que me quiere de verdad, perdí cosas y eso no vuelve nunca más. En esa situación todo se agrava porque es muy difícil conseguir amigos saludables. Mis hermanastros y mi papá me apoyan mucho, eso es fundamental para la recuperación de cualquier adicto. Hay que aferrarse a la familia y al tratamiento, es lo único que te permite sostenerte".
Estos dos años de recuperación le han permitido retomar la escuela secundaria y apuntar a su siguiente objetivo: estudiar educación física.
Recuerda que un par de veces probó otro tipo de drogas, pero "fue circunstancial", siempre fue la marihuana la que dominó su vida.
Mauricio (20)
El inicio de la escuela secundaria provocó un cambio en Mauricio que no fue nada positivo. Debió dejar de jugar al fútbol, su pasión, porque no coincidían los tiempos de entrenamiento, pero a la par comenzó a andar sin control por la calle y a consumir marihuana. "Primero mis amigos me invitaban, pero ahí no más te dicen que tenés que empezar a comprar. Te presentan al transa y le dicen que uno va a ir seguido a comprar porque sino es difícil que te vendan si no te hacen el contacto. El problema es que yo no tenía trabajo ni de donde sacar plata entonces empecé a vender mi ropa. Mi mamá comenzó a darse cuenta, un día me preguntó donde estaba mi campera blanca pero yo le dije que la había prestado y no me la devolvían. Después le sacaba la ropa a mi hermana para vender. Vivía drogado y alcoholizado. Conseguí un trabajo en el que ganaba cien pesos por día y los ocupaba solo para droga y alcohol. El día lunes compraba un "25" para que me durara toda la semana, calculaba fumar entre 5 y 7 por día, pero el sábado ya estaba comprando más para tener para el boliche. No paraba. Le he sacado plata a mis hermanos, a mi abuela, y en ese momento me sentía aliviado porque tenía para comprar drogas, pero cuando tenía un momento de lucidez me daba cuenta que le estaba haciendo daño a personas que eran buenas conmigo".
Además de marihuana y alcohol, también llegó a consumir cocaína. "Yo veía que era normal fumar marihuana porque todos mis amigos lo hacían. Además era la única manera de no sentirme frustrado. A mi me hubiera gustado ser jugador de fútbol, y no pudo ser. Hacen cinco meses que no consumo. Ahora me doy cuenta que antes era reservado, trataba de no hablar mucho para que nadie se diera cuenta que era adicto, pero un día llegué muy alcoholizado y con droga a casa y mis padres me dijeron que necesitaba ayuda para salir adelante. No valoré a mis padres, a nadie de mi familia".
Mauricio llegó a estar detenido por beber en la vía pública y probó todas las drogas que pudo, y llegó a perder mucho peso. Cuenta que "no sólo recupere algunos kilos, sino también la sonrisa porque mi cara estaba dura, contracturada, con otros rasgos". Actualmente cursa sexto año y quiere estudiar la licenciatura en Biología.
