Las calles, laberintos desolados e indescifrables de escombros y cadáveres. El aire, un hervidero de tierra y de gritos arañando en la oscuridad que recién despuntaba. El suelo, una amenaza que hacía aletear la muerte con cada nueva réplica durante horas y horas. La descripción de lo que se convirtió en la peor tragedia de la historia sanjuanina por la cantidad de vidas que se robó permanece intacta en los testimonios de los sobrevivientes, plasmados a través de los años. Pero más allá de las imágenes y los recuerdos, la versión de los números, por fría que parezca, también resulta bastante descarnada. En ellos queda traducido el movimiento de heridos, la solidaridad de los de afuera, la plata que se juntó para ayudar a los sanjuaninos y varias aristas que dan otra idea concreta del sismo de hace 75 años.

 

Un mar de escombros. Casi todas las edificaciones, que estaban hechas con adobe, se vinieron abajo la noche del 15 de enero de 1944. La Ciudad debió se reconstruida por completo, algo que llevó casi dos décadas.

Los muertos

  • 5.000  se cree que fueron las víctimas fatales del sismo, pero no es certera porque el Registro Civil quedó destruido esa misma noche.

 

Los huérfanos

  • 1.000  personas, sobre todo niños que quedaron huérfanos, fueron trasladados en tren a Mendoza y Buenos Aires, donde les dieron asilo.

 

Los daños

  • 85  por ciento de las edificaciones del momento quedaron totalmente destruidas, debido a la precariedad de las construcciones de adobe.

 

Los heridos

  • 1.100  personas heridas de gravedad fueron trasladadas al Hospital Central de Mendoza, a donde llegaban médicos de todo el país.

 

Los damnificados

  • 30  mil personas en total se estima que son las que se quedaron sin casa en toda la provincia por los derrumbes del terremoto del ’44.

 

El dinero

  • 2.800  millones de dólares fueron asignados a la reconstrucción, entre 1944 y 1957, pero hay muchas dudas de a dónde fue a parar la plata.

 

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Día fatídico

  • El peor terremoto de la historia de San Juan sucedió el 15 de enero de 1944, hace exactamente 75 años, a las 20.52. Más allá de las discusiones sobre la magnitud del sismo, la intensidad fue calificada como de grado IX en la escala Mercalli.

Iglesias caídas

  • La Iglesia Catedral sufrió daños irreparables y hubo que voltearla. Y en la Iglesia de Concepción se celebraba un casamiento justo a la hora del sismo: el edificio se desmoronó y murieron todos los que estaban en la ceremonia.

El primer aviso

  • Con el sismo se cayeron todas las comunicaciones que existían en ese momento. Horas después, el radioaficionado José Luis Rocha pudo hacer andar su pequeño equipo de radio y avisó a todas las frecuencias que San Juan necesitaba ayuda.

Presos liberados

  • La cárcel, ubicada en Marquesado, también se vino abajo casi por completo. Se les dio permiso entonces a los 500 presos que había para salir a buscar y auxiliar a sus familiares, a cambio de la promesa de que volverían poco después.

Cementerio abierto

  • Durante la noche y el día posteriores al sismo, la imagen más desgarradora, además de todos los edificios caídos, fue la de soldados, policías y voluntarios acomodando decenas de cadáveres, uno junto al otro, en plena plaza 25 de Mayo.

 

La ayuda vecina

  • El rol que cumplió Mendoza tras la tragedia sanjuanina fue fundamental. No sólo ayudó con atención sanitaria y logística, sino que además al día siguiente se presentaron 500 mendocinos voluntariamente a donar sangre para los heridos.

Fuga y acefalía

  • David Uriburu era el interventor designado por el Gobierno nacional que llevaba apenas 5 días gobernando en San Juan. Pero la misma noche del 15 de enero se fue de vuelta a Buenos Aires con su Gabinete y no volvió nunca más.

Perón y Evita

  • Durante una semana, los principales artistas de teatro de Buenos Aires salieron a recaudar fondos para ayudar a San Juan. Luego hicieron un espectáculo solidario en el Luna Park: allí se conocieron Juan Domingo Perón y Eva Duarte.

Estudios

  • En 1950 se logró crear la primera red científica argentina de estudio de sismos, a cargo del ingeniero Fernando Volponi. Y mucho después, en 1972, se creó el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (Inpres), también con sede en San Juan.

Homenajes

  • Para recordar la tragedia y sus víctimas se hizo la plaza "de la Joroba", cuya loma está formada con escombros del terremoto. También se colocó una urna con cenizas de cuerpos en Santo Domingo. Y una llama votiva en Casa de Gobierno.