“Lo vi con mis propios ojos, al menos 20 muertos flotando en el agua”, dijo Andre Skeie. El joven de 26 años añadió que había ido a la isla de Utoeya (donde ocurrió el tiroteo en el campamento juvenil) en su barco para ayudar a evacuar a la gente del lugar luego de que un hombre abriera fuego. El clima de desesperación se multiplicaba ayer entre los noruegos que vivieron de cerca los atentados. “La gente corría presa del pánico. Conté al menos 10 heridos‘, dijo el transeúnte Kjersti Vedun, que intentaba abandonar la zona de la explosión en Oslo. “Este es un ataque terrorista. Es el evento más violento que sacude Noruega desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo el congresista opositor Geir Bekkevold. En Oslo, un testigo de la agencia de noticias Reuters dijo que varios soldados del Ejército tomaron posiciones alrededor del centro de la ciudad. “Se oyeron muchos disparos. Nos escondimos debajo de una cama. Fue muy aterrador”, dijo a la cadena británica Sky una joven que estaba en el lugar.
