Una buena noche de sueño puede ayudar a reducir en los niños el riesgo de convertirse en obesos. Hay cada vez más estudios que relacionan la falta de sueño con la ganancia de peso en niños y adultos. En un estudio realizado en Estados Unidos, se analizaron los patrones de sueño, peso y altura de 785 niños desde los 8 a los 11 años. Un 22 por ciento de ellos que dormían menos de 9 horas cada noche eran obesos a los 11 años, mientras que sólo un 12 por ciento de los chicos que dormían de 10 a 12 horas eran obesos.

La razón más obvia al parecer es que los niños cansados no tienen ganas de jugar y moverse, aunque otros estudios apuntan que la falta de sueño aumenta el apetito, especialmente por alimentos más calóricos. Lo que está claro es que los niños deben volver a recuperar los hábitos de sueño, ejercicio y alimentación sana que se han perdido, nada mejor que el ejemplo de los padres y adultos para aprender a evitar la obesidad.