Inició la videollamada casi sin pensar y cuando el hombre le respondió, se quedó paralizada. Lo reconoció al instante: era su hermano, aquel que había visto por última vez hace 38 años, cuando ella tenía sólo 6 y él 12. "Hola, ¿usted es de San Juan?", le preguntó la mujer mirándolo fijo en la pantalla. Él aseguró que sí. "¿Usted se fue de San Juan cuando era niño?", volvió a consultar. "Sí", dijo él. "¿Se acuerda del nombre de sus hermanos?". Él pronunció los cuatro nombres. "Yo soy tu hermana", le reveló entonces la mujer.
"Vi que él se sentó y yo hice lo mismo. Ambos lloramos", contó María Heredia. La sanjuanina, que hoy tiene 44 años, buscó cada día de su vida a su hermano, José Antonio Heredia, que se fue escapando de los maltratos a los que los sometía su padrastro. Mañana, por fin, ambos podrán abrazarse nuevamente.
La familia vivía en el barrio Güemes, de Rawson. "Allí nos quedamos siempre. Pensábamos que mi hermano podía volver y queríamos que nos encontrara", contó la mujer. Corría 1979, su padre había muerto hacía 4 años y su madre había hecho pareja con otro hombre, con el que tuvo a su sexto hijo.
"Era difícil. Mi padrastro nos sometía a todo tipo de maltratos, nos pegaba, nos obligaba a pedir comida, de otro modo no teníamos qué comer. Mi hermano pasaba mucho tiempo en el Club Hípico, hacía muchas actividades ahí. Creo que sólo buscaba alejarse de nuestra casa. Un día hubo un evento y vino gente de distintas provincias. José le pidió a mi mamá permiso para irse con uno de ellos. Ella se lo negó. Pero él esperó a que mi madre se fuera a trabajar, buscó su partida de nacimiento y se fue. No lo volvimos a ver", relató María.
Ante la situación, su madre inició una búsqueda, pero cuando fue a pedir ayuda al Juzgado de Menores, según contó, un juez le planteó: "Para qué quiere a su hijo si seguro donde esté va a tener una vida mejor que la que estaba pasando". Abatida, la madre dejó de buscarlo.
"Dos o tres años después, mi madre le dijo a mi padrastro que se quería separar. Él la golpeó tanto que incluso le descolgó un ojo. Después, agarró al hijo que habían tenido y se fueron a otra provincia", contó María.
Con el paso de los años, los hermanos que quedaron en San Juan no lograban olvidar a José. "Siempre hablábamos de nuestro hermano desaparecido, así le dijimos durante años. Y, dentro de mis posibilidades, yo lo busqué sin parar toda la vida. Hablé hasta con Abuelas de Plaza de Mayo. Compraba diarios de otras provincias cada vez que había un evento hípico en algún lugar del país y cuando apareció Facebook me hice una cuenta para tratar de ubicarlo, pero no lo logré", confió la mujer.
Su hija, Mayra, fue testigo de esa búsqueda. Por eso, el pasado 5 de noviembre decidió enviar un mensaje al grupo "¿Dónde estás? Argentina", que se dedica a localizar a personas desaparecidas. "Al otro día llamaron a mi hija y nos pasaron un listado de números de teléfono. Eran de vecinos de un hombre llamado José Antonio Heredia, cuyos datos coincidían con los de mi hermano. Llamamos a cada uno de esos teléfonos, pero nadie nos dio información. Entonces, una mujer del grupo se acercó a la vivienda de Tigre y le contó al hombre que había gente de San Juan que quería comunicarse con él. Él les dio su número y yo pude hacer la videollamada", recordó María.
Y agregó que "todavía no pude hablar con él bien. No sé ni con quién se fue, ni le pregunté cómo pasó los primeros años lejos. Pero en ese primer contacto sí le pregunté a mi hermano por qué no había vuelto. Él me dijo que lo pensó muchas veces, pero no se animaba".
Tras la localización, María visitó a su madre, quien tiene 83 años, para contarte la noticia. "Se puso feliz. Le subió el azúcar, le bajó la presión, pero está muy contenta", sostuvo María, quien después se comunicó con otro de sus hermanos, que vive en Buenos Aires. Tras la noticia, él viajó a Tigre y se reencontró con José. Ese momento emotivo quedó registrado en video.
Ahora, la familia de San Juan cuenta las horas que quedan hasta mañana a las 11. A esa hora, José llegará a la Terminal de Ómnibus, para volver a ver a su madre y hermanos. "Estamos ansiosos, nerviosos, tenemos tantas preguntas. Sé que el tiempo que perdimos no lo vamos a recuperar nunca, pero también sé que esta es una oportunidad para volver a empezar", reflexionó María.