-Hábitos de ingesta de productos irritantes y secantes de la mucosa laríngea, tales como los condimentos, las bebidas alcohólicas, alimentos muy calientes o muy fríos, el hábito de fumar, cambios bruscos de temperatura,. -Gritar, hablar a alta intensidad y por mucho tiempo. -Descontrol emotivo, estrés. -Reflujo gastroesofágico. -Exposición en ambiente calefaccionados o demasiado refrigerados. -Presentaciones artísticas sin previo calentamiento de la voz.
