Un nuevo proyecto de investigación sobre las deformaciones de la corteza terrestre que producen los sismos registrados en San Juan se destaca porque será el primero en Iberoamérica que utilizará tecnología satelital.
Guillermo Garcés Olsen -quien se desempeña en el Centro de Fotogrametría, Cartografía y Catastro de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de San Juan- encabeza un equipo multidisciplinario que utilizará datos tomados por el Satélite Argentino de Observación con Microondas (SAOCOM 1A) y, al procesarlos, podrá determinar las zonas de mayor actividad pre sísmica y también las zonas afectadas con posterioridad a un sismo. Una aplicación concreta de esa información será tener mayor precisión de las características sísmicas de la zona para planificar la construcción de importantes obras civiles o viales por ejemplo.
El proyecto, con 2 años de duración, fue seleccionado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Instituto Geográfico Nacional. Con la tecnología satelital, los investigadores podrán observar como se mueven -y a que velocidad- las distintas capas de la corteza terrestre.
Una posible derivación de la investigación es que se abran nuevas líneas, relacionadas con una de las ramas de la sismología que continuamente divide aguas dentro de la comunidad científica: la predicción de terremotos.
Garcés está en la línea de quienes piensan que así como la predicción del clima es una realidad, algo similar ocurrirá con los sismos. Aunque todavía no hay referencias de fechas.
En un contexto de continuo debate, hay nuevas líneas de investigación. El diario New York Times publicó en el último octubre que Brendan Meade, un profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad de Harvard, comenzó a explorar con técnicas de inteligencia artificial. Mediante "redes neuronales" buscan patrones en un gran cúmulo de movimientos, registrados con sensores. Meade publicó un artículo que muestra cómo las redes neuronales pueden pronosticar réplicas. Trabajos similares están en marcha en lugares como Caltech y la Universidad de Stanford.
En el artículo también plasmaron la lectura de la otra vereda. Robert Geller, un sismólogo en la Universidad de Tokio, no está convencido de que la inteligencia artificial mejorará los pronósticos de terremotos. Incluso cuestiona la premisa de que los ya ocurridos pueden predecir los futuros.
Alejandro Giuliano, director del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES), afirmó que "se viene trabajando desde hace muchos años en predicción. No podemos descontar que algún día se va a lograr pero creo que nosotros no lo vamos a ver. Es decir, no es cercano".
Y se preguntó también si en vez de inversiones en predicciones no sería mejor hacerlo en transferencia tecnológica. Giuliano es de los que prioriza que la inversión apunte a seguir mejorando los sistemas de protección sísmica.
El último observador argentino desde el espacio
En el marco del Plan Espacial Nacional de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) en colaboración con la Agencia Espacial Italiana (ASI), la empresa INVAP desarrolló los satélites Saocom (Satélite Argentino de Observación Con Microondas) 1A y 1B de observación de la Tierra, que integran el Sistema Ítalo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE).
El Saocom 1A fue puesto en órbita en octubre del año pasado.
El proyecto fue presentado en 1998, a pedido del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la Secretaría de Agricultura de la Nación, con el objetivo de brindar información de suelos, aguas y vegetación, así como prevención y gestión de catástrofes mediante observaciones con su radar. Los sensores de la antena radar del satélite tienen la capacidad de captar datos tanto de día como de noche. También se destaca por su capacidad para ver a través de las nubes, ya que la frecuencia utilizada por la señal de microondas las traspasa y así, a diferencia de los instrumentos ópticos, el radar puede captar datos en cualquier condición meteorológica.
La banda L empleada tiene la capacidad de penetrar a través de la superficie hasta 2 metros de profundidad dependiendo del tipo de suelo.
La predicción exitosa
El Terremoto de Haicheng afectó a la ciudad china a las 19,36 del 4 de febrero de 1975 tuvo una magnitud de 7.5 en la escala de Mercali, considerada de un poder de destrucción total de las construcciones. Aunque en un principio se informaron de 300 muertes y 30 años después un estudio estimó en 2.000 los decesos, lo cierto es que se evitó una pérdida estimada en 150.000 personas, debido a la masiva evacuación que se realizó la madrugada anterior.
Las autoridades chinas sostuvieron que la predicción se basó en informes de cambios en el nivel del agua subterránea y del suelo a lo largo de los meses previos, así como la observación generalizada del comportamiento inusual de los animales. Los escépticos a la versión oficial indican que además de la fortuita evacuación, colaboró la información que recibió la gente de cómo comportarse en ese marco.