Parece mentira pero es real. La clásica más antigua que tiene el calendario sanjuanino careció de la excelencia organizativa que debería tener. Se puso en marcha con 102 ciclistas sin contar con móviles o motos de la policía de Mendoza para resguardar la seguridad del pelotón. Cuando el comisario Luis Suárez se dio cuenta, a menos de un kilómetro de salir de El Borbollón, decidió parar la carrera.
‘Así no se puede correr’, argumentó la máxima autoridad. Allí comenzó el caos vehicular porque el pelotón y la caravana cortaron el tránsito en la ruta nacional y las movilidades particulares tenían que salir de la cinta asfáltica para poder transitar. El presidente del Independiente, Víctor Balmaceda, quería mostrar los faxes enviados a la Policía de Mendoza y discutió con Suárez. Mientras, los ciclistas no entendían nada y los jefes de equipo querían determinaciones.
El comisario general, que podría haber suspendido la carrera, aceptó la propuesta de los responsables de los conjuntos para ir en tren de excursión (‘rápido a 40 Km por hora) hasta San Carlos, el límite con San Juan donde los esperaba Gendarmería Nacional. ¿Y los ciclistas? A los dueños del espectáculo nadie les preguntó nada. Lo cierto es que se puso en marcha en tren controlado y llegando a Lavalle (10 km, aproximadamente) se dio el vía oficial. Recién pasando Jocolí, llegó una movilidad de Gendarmería de Mendoza, para abrir la ruta.
La relación del Club Independiente con el tema de la falta de seguridad en sus competencias, es lamentablemente, un tema recurrente. Y sino basta preguntarse porque los comisarios deportivos rehúyen a dirigir sus carreras.