De chico, Carlos Rodríguez vivía a una cuadra de la cancha de Desamparados. Por eso su madre insistía en ir a ver los partidos en los que Pepillo era figura. Aunque, siendo bien jovencito, a Carlos no le gustaba mucho la idea porque a veces recibía algunos insultos de los hinchas. “Un día estaba jugando un partido y notó que en un rinconcito de la tribuna estaba su mamá, Dolores. Entonces se salió de la cancha, la fue a buscar y se la llevó”, confesó la hija de Carlos, María Cecilia.
Por su parte, en cuanto a la fama que tenía el ex jugador, su hijo Carlos expresó “cuando se fue de luna de miel al Sur, me contó que una persona lo frenó en la calle y le confesó que era ídolo suyo”.