Los músicos de la Camerata han sorprendido de muchas formas, pero todas ellas quitándole la característica etiqueta de la música clásica. Han hecho bailar al público ( y ellos también), en pleno concierto, los chelistas no han dudado en hacer trompos con sus instrumentos al son de la música, y hasta el director ha sorprendido no entrando a escena hasta que lo hacía de una manera original, o no sin antes que lo llamaran por teléfono para que se apurara.
Ni hablar de los lugares donde han deleitado con su música, desde la apertura del Festival Teatro Arriba en la Plaza Hipólito Yrigoyen con música compuesta para la ocasión (de Pablo Grosman), hasta en veredas del microcentro cuando fueron a medios de comunicación a agradecer la difusión de sus conciertos.
También rompieron con la etiqueta cuando Plis Sterenberg en medio de un concierto de rock contó anécdotas de la época y cosas puntuales sobre Manal, cuyos músicos fueron sus vecinos en Buenos Aires.
