’Trabajé desde los 18 años y después de tener a mi hija seguí en la empresa un año más. Pero cada vez que la dejaba, me sentía mal, la extrañaba, hasta que un día decidí que necesitaba estar en casa. Y no me arrepiento, me gusta ser ama de casa, ser mamá, cuidar a mi familia, levantarme temprano para que me alcance el día para hacer todo’, dijo Deolinda Aballay (25).
Ella es mamá de Xiomara, de 6 años, y mamá del corazón de Priscila, la hija de su esposo Diego. ‘Ser mamá y ama de casa es poder estar todo el tiempo con mis hijas. Comparto más cosas, las conozco con sólo mirarlas y quizás trabajando no podría tener esa conexión. Son cuestiones que tal vez para otros puedan parecer pequeñas, pero que para mí son muy importantes’, dijo.
Para ella, el de mamá y ama de casa es el trabajo más demandante que hay. “Se trabaja las 24 horas del día y una siempre está para los chicos y la familia, por más que no haya jefes que controlen. Trabajé mucho tiempo en una empresa y una sabe que tiene francos, descansos y vacaciones, pero trabajando de mamá eso no pasa”, señaló sonriendo.
De todas formas, no es una situación que la moleste ni mucho menos. “Yo disfruto el estar disponible para mi familia todo el día. A veces, hasta me faltan horas para hacer todo lo que tengo que hacer. No sé si más adelante vuelva a trabajar, posiblemente ya mis hijas estén más grandes y no me afecte tanto, pero hoy siento que quiero acompañar el crecimiento de las niñas, estar para cuando me necesiten y disfrutar de las cosas que pasan día a día’, agregó.
