Con el santuario de San José de Jáchal aún cerrado, hasta ayer era constante el peregrinar de la gente. Son los vecinos del lugar que, aunque no esté previsto dentro su ruta de compras o trámites, pasan por el frente del templo para observar el avance de la obra de reconstrucción y hacerle fotos. Ninguno puede disimular el entusiasmo por presenciar esta tarde la reapertura del templo que, según dijeron, le devolverá la alegría al pueblo.
Rubén Guevara tiene una posición privilegiada desde donde pudo se testigo presencial del triste día en que cerraron la iglesia, del día esperanzador de cuando comenzaron a trabajar y de la previa entusiasta de su reapertura. Tiene un kiosco justo enfrente del templo desde donde también pudo observar el desánimo del pueblo desde que cerraron el santuario. "Todos transitamos con mucha tristeza el largo tiempo que la iglesia estuvo cerrada. El ánimo de los vecinos nunca volvió a ser el mismo. Varias veces vi a algunos de los más viejitos pararse frente a la iglesia y ponerse a llorar al verla cerrada. Pero ahora todo es diferente. Hay más movimiento y alegría por la reapertura. Hasta me han aumentado las ventas por el movimiento", dijo el kiosquero.
En esa misma esquina, justo al frente del templo, se instala a diario José Muñoz, de 75 años. Desde hace un año asiste al lugar para alimentar a las palomas con maíz entero y con la esperanza de encontrar la iglesia abierta. Dijo que no quería morirse sin volver a entrar al templo. "Ya estoy viejito y no sé cuándo me toque partir, por eso todos los días me doy una vueltita para ver si la iglesia ya está lista. Por suerte ya va a volver a funcionar y me da mucha alegría. El pueblo no era el mismo sin la iglesia", dijo el hombre.
Para Leonardo Aciar, el pueblo estaba en stand by desde que cerró el santuario. Dijo que a la tristeza que esto generó se le sumó la angustia por la pandemia. "Estos diez años han sido muy difíciles para nosotros y fue peor a partir de la llegada del coronavirus. Todos estuvimos muy asustados y con la necesidad de sentirnos protegidos por San José, pero por la cuarentena ni siquiera pudimos ir a las misas que se hacían en el salón parroquial. Nos hizo mucha falta poder entrar al santuario, rezar y encomendarnos a nuestro patrono. Ahora, con su reinauguración vamos a volver al pueblo alegre y positivo que siempre fuimos", dijo el vecino que tras salir del trabajo pasó por la iglesia y se detuvo para sacarle una foto, aprovechando que le habían quitado parte del toldo que tapaba su fachada.
Lo mismo hizo Celeste Álvarez que pasó por el frente del templo tras buscar a su hija en la escuela, tal como lo hace de lunes a viernes. Sostuvo que lo hace para que su nena conozca el valor que tiene este templo. "La Iglesia de San José es lo más importante que tenemos los jachalleros por el valor histórico y patrimonial que tiene. Y es nuestra misión como adultos y padres el transmitirles todo esto a nuestros hijos para que lo valores. Todos estábamos muy apagados desde que cerró sus puertas por eso ahora, con la noticia de su reapertura, ya se respira la alegría en el aire", sostuvo la mujer.
"El pueblo quedó en stand by y muy triste desde que cerraron la Iglesia de San José".
Leonardo Aciar, vecino
"Cuando cerraron el santuario los jachalleros perdimos la alegría y también la esperanza".
José Muñoz, vecino
"He pasado 10 años contemplando con tristeza el Santuario de San José cerrado y sin vida".
Rubén Guevara, kiosquero
"Todos los jachalleros extrañamos las Fiestas Patronales de San José multitudinarias y alegres".
Celeste Álvarez, vecina