De acuerdo a la Dirección de la Niñez, el abuso sexual infantil refiere a cualquier conducta con claro sentido sexual en que haya o no contacto físico donde un adulto ejerce poder a través de la seducción sobre la criatura, comenzando con un juego secreto del cual se le hace difícil escapar. Entre los indicadores físicos que pueden delatar un abuso, se detalla que los niños tiene dificultad para caminar y/o sentarse; quejas por dolores anales o vaginales; ropa interior manchada; infecciones urinarias frecuentes o enrojecimiento, dolor, sangrado o aparición de moretones en el área genital.
A nivel emocional, los chicos presentan cambios repentinos de comportamiento; lenguaje y conocimientos sexuales que no corresponden a la edad; conductas masturbatorias o inadecuadas; reproducción de actos sexuales con juguetes o amigos; relatos de actos sexuales que dan cuenta de una vivencia o miedo a quitarse la ropa o usar capas extra de ropa.
Si los padres sospechan de un abuso o se enteran de un caso en el ámbito cercano, la Dirección de la Niñez aconseja creer lo que el niño cuenta; manifestarle lo valiente que es al contar lo que le pasó; decirle lo importante que es no guardarlo como un secreto; buscar ayuda profesional y hacer la denuncia.
Vanina Ferrari está al frente de la Dirección de la Niñez y afirmó que cuando intervienen un caso, realizan la denuncia a la Fiscalía de Estado y asisten no sólo a la víctima, sino también al núcleo familiar. ‘En la mayoría de los casos, el abusador es parte de la familia y hay mujeres que, por ejemplo, se quedan sin el ingreso de dinero que aportaba el denunciado. Es un drama que tiene muchas aristas de enfoque en la asistencia’, dijo.
Por otro lado, San Juan es una de las pocas provincias que tiene Cámara Gesell y eso permite que los niños abusados no sean revictimizados con varias entrevistas, sino que asisten sólo a una.