Humo y moscas. Ayer, el panorama en Ruta 20 a la altura de Calle 4 fue complicado. Los vecinos impidieron que los vehículos pasaran, a modo de protesta.

 

Ni bien se llega a Ruta 20, en la intersección de Calle 4, en 25 de Mayo, la invasión de moscas hace que hasta caminar sea difícil. Allí viven unas 70 familias que ya ni festejan cumpleaños en el patio y es casi imposible dar la copa de leche en la escuela. Esta situación la sufren desde el 2005 porque en la zona hay un criadero de gallinas ponedoras. Ayer, cansados de reclamar, unos 50 vecinos cortaron la ruta, por la siesta para pedir que los escuchen y que les den una solución.

Hartos de ni siquiera poder tender la ropa en la soga porque se cubre de moscas, de no poder tomar un mate en el patio, de no poder recibir visitas por la cantidad de insectos que hay todo el tiempo, los vecinos de Villa Cariño decidieron recrudecer el reclamo. Vienen pidiendo que cierren el criadero de gallinas desde 2005. Hicieron presentaciones ante la Defensoría del Pueblo, Secretaría de Ambiente, Salud Pública y hasta en la Municipalidad.

Pero el panorama no cambia. Según contaron, siempre fueron de buena manera y para dialogar. Y, a pesar que en algún momento se clausuró el establecimiento, al poco tiempo se instaló de nuevo, con otros dueños. “Desde que empezamos con el problema instalaron en ese establecimiento 3 criaderos. Clausuran uno y al poco tiempo viene otro”, dijo Daniel Riveros, presidente de la Unión Vecinal de Calle 4. Según Riveros, desde el Municipio le dijeron que el criadero tiene la habilitación porque está lejos de la zona urbana. Sin embargo, justo enfrente hay más de 10 viviendas y Villa Cariño queda pocos metros, por lo que las viviendas están siempre invadidas de moscas, una situación que se recrudece en época de verano.

Hasta ahora, según los vecinos, la comuna les lleva cada tanto cal para colocar en el patio de las casas y así ahuyentar las moscas. También les desinfectan las casas cada tanto. “Esta no es una solución porque a los dos o tres días vuelven a invadirnos”, dijo Miriam Rojas, dueña de un almacén y quien contó que en varias oportunidades tuvo que tirar todo el pan porque los insectos se meten hasta adentro de las bolsas. La mujer contó que en la escuela Martín Yanzón hasta se les dificulta la tarea de preparar la leche a los chicos por la cantidad de moscas que hay.