Las lágrimas de Cintia Carolina Páez brotaban y se escurrían por sus mejillas, pero su rostro no mostraba ninguna señal de lo que pasaba dentro suyo. Con una gran entereza y fortaleza, la joven siguió marchando como si nada pasara, como si no escuchara el rumor de la gente que se agigantaba a cada paso que daba. Cintia, la abanderada de la Escuela de Policía Antonino Aberastain, acababa de perder uno de sus zapatos y pese a todo marchó así hasta el final del recorrido, por lo que terminó aplaudida por la gente.

El curioso hecho sucedió cuando los cadetes se acercaban al palco. En uno de los enérgicos pasos, el zapato izquierdo de Cintia salió despedido por los aires, varios metros delante suyo, y cayó frente a la formación de la banda de música del RIM 22. Cintia siguió marchando y algunos pensaron que cuando alcanzara el calzado perdido se iba a detener. Pero no, eso hubiese significado romper la línea de marcha y por eso no se detuvo sino hasta el final del recorrido.

‘Son cosas que una nunca espera vivir, pero que pasan. Cuando se me salió el zapato no pensé en parar, sino en seguir marchando. A una la preparan para reaccionar de la mejor manera ante los imprevistos y éste sin dudas fue uno’, contó Cintia tras el desfile, aún sin ocultar sus lágrimas. Cintia, la hija mayor del matrimonio Páez, vive en Chimbas y es la primera de la familia en seguir la carrera policial. Con un excelente desempeño en el curso de preparación, fue protagonista de un hecho llamativo ante más de 2.000 personas, pero que dejó al descubierto su gran temple de policía.