Sin poder contener el llanto, Cintia Ortega dijo que la avergonzaba mucho haber terminado en la calle junto a sus hijos. Es que fue desalojada de una vivienda que alquilaba en Pocito, y por esa razón se fue a vivir a un costado de la Ruta 40, en las inmediaciones de calle 5. Después de que la mujer se instaló en ese espacio verde, la Policía fue alertada sobre este hecho, a través de una denuncia al 911. Intervino personal de la comisaría N°36, de Rawson. También lo hizo, personal de la Municipalidad de Rawson, pues la mujer estaba instalada en ese departamento. "Me dijeron que tengo que sacar a mis hijos porque si no, va a intervenir el 102. No quiero que por esto me hagan quedar como una mala madre, así que voy a hacer caso y voy a llevar a los chicos a unos familiares para que pasen la noche, pero yo no me voy a mover de acá. Quiero una solución, sobre todo porque tengo una hija con discapacidad y merece una vivienda digna", dijo la mujer. Mientras que las trabajadoras sociales que atendieron el caso comentaron que le habían pedido a la mujer que sus hijos no pasaran la noche a la intemperie.

Cintia es mamá de 7 hijos, pero 6 son los que viven con ella. "El más grande es mayor de edad y ya no vive con nosotros. Yo sola me hago cargo de cuidar a mis hijos y es muy difícil", agregó y contó que ayer a la 8 de la mañana llegaron a ese lugar donde improvisaron una vivienda. Esto, después de haber ordenado durante toda la noche las "pocas pertenencias" que tienen.

Desde lejos se podían ver. En el lateral Este de la Ruta 40 y calle 5, Cintia y sus hijos se instalaron. En medio de ese espacio verde, parte de esta familia ocupó la sombra que daba un enorme árbol. Allí dejaron algunos colchones, unas bolsas con ropa, una mesa con 5 sillas y un aparador. Eso es lo que ella pudo llevar, pues no tenía cómo movilizar el resto de sus cosas. "Algunos vecinos me guardaron la heladera y otras cositas. No es lindo estar acá. Yo quiero una solución de fondo, porque me ofrecen ayudarme con un subsidio para alquilar, pero ellos me van a dar una parte y a mí no me alcanza para pagar el resto. Además, eso va a ser una solución pasajera. Quiero una casa, una de mis nenas más chicas tiene hidrocefalia, no camina ni habla, y no puedo tenerla en un lugar en mal estado. Sólo pido por el bienestar de ellos", dijo y contó que cobra la Asignación Universal por Hijo y que es beneficiaria del Potenciar Trabajo. A la vez, explicó que hay veces que participa en las ferias que se montan en la plaza de Villa Krause para vender algunos de los productos que hace bajo este programa. Contó que hace artesanías en madera.

 

  • A mí me resulta imposible poder pagar un alquiler nuevo. La plata no me alcanza". 
  • "Para nosotros no es fácil estar en esta situación, me duele ver a mis hijos tirados en la calle".
  • "Estoy muy triste por hacer esto, pero no tengo más opción. Necesitamos una casa". 

Cintia Ortega – Mamá de 7 hijos

Acompañada por una amiga, que es madrina de unas de sus hijas y es una de las personas que se ofrecieron a cuidar a los chicos anoche, Cintia contó que ella alquilaba desde hace 5 años una casa humilde en el barrio Huarpe, en Pocito. Sin embargo, hace unos meses comenzó a tener problemas con el dueño. Es que les había dicho que debían entregarle la casa. Y en las últimas semanas les dio tiempo hasta ayer para que se fueran. "Yo le debía 3 meses de alquiler, porque no podía pagarlo, y sumado a eso, el dueño quería la casa. No me quedó otra que venirme para acá, porque no tengo dónde más ir. Yo no me voy a mover de acá hasta que me den una solución", agregó y dijo que ella está inscripta en el IPV hace muchos años.

 

 

  • Tiene 65 años y vive en un espacio verde del Lateral de Circunvalación

 

Alberto Leiva es conocido por los vecinos de Lateral de Circunvalación y calle Sarmiento, en Santa Lucía. Es que desde hace varios meses el hombre se instaló en uno de los espacios verdes que hay en el lateral Oeste y vive allí. "Tengo 65 años y todavía no tengo mi jubilación. Espero que cuando la cobre pueda vivir mejor", dijo el hombre y contó que en la zona hay vecinos que lo ayudan y otros que siempre lo denuncian para que deje el lugar.

Debajo de un árbol, Alberto tiene el lugar que llama su "casa". Tiene un colchón sobre unas maderas, unos tachos de pintura que simulan ser mesas de luz, unas cajas con unas lámparas, una silla plástica y algunas prendas de vestir en unas bolsas de tela y nailon. "Yo vivo así, no puedo aspirar a tener algo mejor porque no tengo dinero para pagar. No es lindo estar así, pero con el paso del tiempo uno se acostumbra a esta vida. Trabajé muchos años cuidando casas y fincas y ahora quedé en la calle, por eso me vine acá", agregó y dijo que en ocasiones cuida coches en la calle para poder subsistir y poder comer.

El hombre contó también que eligió esa zona de la circunvalación porque es segura. "Sin embargo, no me animo a ir a los refugios porque tengo miedo que me roben lo poco que tengo", concluyó.