De un tiempo a esta parte, se detectaron en la provincia casos de trastornos alimentarios precoces que indican que bajó la edad de inicio en esta problemática de origen psicológico. Desde el Hospital de Día del Servicio de Psiquiatría del Hospital Rawson, dijeron que atendieron casos de nenas de 8 y 9 años con bulimia y anorexia, algo que hasta hace una década atrás era impensado. Pero, que también mujeres mayores de 50 años acudieron a la consulta para superar estos trastornos, por lo que se amplió el rango de la edad de incidencia. Es que hasta hace un par de años este mal afectaba principalmente a mujeres de entre 10 y 30 años.

Valeria Rambaldi, una de las psicólogas del Hospital del Día, dijo que preocupa el tema de que cada vez sean más chicas las nenas bulímicas o anoréxicas y que representa un desafío encarar su tratamiento. "Hasta hace un tiempo las pacientes más jóvenes tenían entre 12 y 13 años y esa edad bajó a 10. Ahora tenemos a nenas de 8 y 9 con esta problemática. Lo bueno es que estos casos los atendimos en los consultorios y no tuvieron que pasar por el Hospital de Día para realizar un tratamiento de recuperación" sostuvo. 

Andrea Cañas, otras de las psicólogas del servicio, dijo que estos casos precoces de trastornos alimentarios tienen mucho que ver con los nuevos modelos familiares y culturales en el que hay una "mayor exigencia para encajar en un nivel de perfección que es imposible".

Otro dato que destacaron las especialistas es que varios de estos casos fueron advertidos en las escuelas y que fueron estas instituciones las que buscaron ayuda. Agregó que los docentes son los que a veces están más en contacto con los chicos y los primeros que notan una conducta sospechosa de bulimia o anorexia durante los horarios de comida. "Ellos ven si los chicos se aíslan y buscan cualquier excusa para no comer o que van al baño inmediatamente después de consumir algún alimento. Ante esta situación llaman a los padres y les sugieren consultar al médico. Varios de los casos llegaron de esta manera a la consulta", dijo.

 

A las pacientes cada vez más chicas se suman ahora también las que superan la edad de 50 años y que recibieron atención en el Hospital de Día. Las especialistas dijeron que no desarrollaron los trastornos alimentarios a esta edad, sino que los arrastraban desde hacía muchos años y con tratamientos inconclusos. "Las características y síntomas de estas pacientes mayores no se diferencian mucho de los de las adolescentes. Combinan la restricción de comer con conductas purgativas como vomitar, tomar laxantes o actividad física excesiva. Lo bueno de estas mujeres es que no tienen problemas para adaptarse al tratamiento que comparten con adolescentes", dijo Andrea Cañas.

Uno de los mitos sobre trastornos alimentarios es que sólo las chicas los padecen. Es falso. Los hombres también sufren de bulimia y anorexia. En el Hospital de Día del Hospital Rawson, hay varones en tratamiento. "Los varones siempre fueron víctimas también de estas enfermedades. Lo que cambió es que ahora tienen una mayor apertura y consultan al especialista con mayor facilidad. Lo preocupante, aún, es que el varón consulta a último momento cuando ya está muy descompensado", dijo la especialista.

 

TRATAMIENTO INTEGRAL

El Hospital de Día, dependiente del Servicio de Psiquiatría del Hospital Rawson, abrió sus puertas en 1988. Fue el primer dispositivo en el país en brindar tratamiento interdisciplinario gratuito a personas con trastornos alimentarios. Actualmente atiende a 28 pacientes de diferentes edades y sexo, y con un equipo integrado por 3 psicólogas, una psiquiatra, una nutricionista, un terapista ocupacional y 4 enfermeras que trabajan en forma conjunta para desarrollar el tratamiento que tiene dos pilares fundamentales: hacer que el paciente asuma que está enfermo y que deje de ver la comida como un enemigo. "Lo que más cuesta es que los pacientes vuelvan a crear un hábito alimentario sano y ordenado y que pierdan el temor de comer ciertos alimentos. Lo primero que hacemos es pautar horarios y cantidades de comida para realizar diariamente. En el Hospital de Día realizan tres comidas, mientras que en sus casas realizan otras tres. Es por eso que es fundamental contar con el apoyo de las familias que deben encargarse de controlar que el paciente respete el plan alimentario y otras pautas del tratamiento", dijo Bernarda Páez, licenciada en Nutrición. 

En el Hospital de Día los pacientes permanecen más de 5 horas (de 8,30 a 14), de lunes a viernes. Participan en diferentes actividades que incluyen hasta reuniones con personas de su entorno. "Un sábado al mes hacemos una reunión con las familias, amigos y novios de los pacientes, ya que también de ellos depende el éxito del tratamiento. Lo bueno es que contamos con el compromiso y buena predisposición de todos", Páez.

 

  • Buscan colaborar con el Hospital, por gratitud

Nicolás Vergara es papá de dos adolescentes víctimas de trastornos alimentarios. La mayor ya egresó del Hospital de Día, del Hospital Rawson, mientras que la menor aún continúa en tratamiento ambulatorio. Junto a otros padres de pacientes están trabajando en el proyecto que combina solidaridad con agradecimiento. Buscan crear una asociación civil que colabore con este servicio. Es la forma que tienen para agradecer "el excelente trabajo" que realizan los especialistas para recuperación de las víctimas de bulimia y anorexia.

"Uno no tiene más que palabras de agradecimiento por todo lo recibido en este servicio. Por eso queremos ayudarlo por todo lo que le brinda tanto a los pacientes como a sus familiares", dijo Vergara.

El hombre agregó que la mayoría de los padres con hijos en el Hospital de Día está entusiasmada con la idea de crear una asociación civil para colaborar con esta dependencia. "Nuestro objetivo es colaborar con los que les haga falta a los especialistas para desarrollar su trabajo, desde mejoras en las instalaciones hasta la difusión del trabajo que realizan. Tenemos muchas ideas, pero necesitamos de un marco legal para poder plasmarlas por eso las pretensiones de formar una asociación civil sin fines de lucro y con personería jurídica", sostuvo.

Vergara también agregó que hay optimismo de que este proyecto se concrete porque ya están interesados en participar hasta padres de algunos pacientes que recibieron el alta hace un par de años. "Los padres valoramos mucho la contención que recibimos en el Hospital de Día. Allí nos enseñan cómo enfrentar las diferentes situaciones para poder ayudar a nuestros hijos a salir de este flagelo. Por eso también queremos dar charlas de prevención en las escuelas, entre otras actividades para alertar y concientizar a los adolescentes y jóvenes", dijo.

 

HISTORIAS

Ramiro, tiene 18 años y fue víctima de la anorexia. Está a punto de egresar del Hospital de Día.

 

Un chico anoréxico quiso contar su caso para crear conciencia

"Soy otra persona. Ahora tengo ganas de vivir". Con estas palabras Ramiro, de 18 años, comenzó a contar su historia, una donde el sufrimiento y la angustia fueron los principales protagonistas. En sólo 5 meses perdió 40 kilos, a base de no comer y de "matarse" haciendo actividad física a escondidas de su familia. Estas conductas pusieron en riesgo no sólo su salud, sino también su vida. Tras permanecer casi dos meses internado con sonda y suero para alimentarse e hidratarse, inició el tratamiento de recuperación en el Hospital de Día. Está a punto de recibir el alta y quiso dar su testimonio con el objetivo de que los adolescentes tomen su caso de ejemplo para no caer en la bulimia o anorexia.

Todo comenzó a fines del 2017 cuando tras subirse a la balanza comprobó que pesaba 127 kilos. El temor de seguir engordando lo llevó a tomar la drástica decisión de dejar de comer. "A veces sólo comía una manzana en todo el día y ni siquiera tomaba agua. Para no pensar en el hambre que sentía y dejar de sentir los ruidos en la panza me ponía a jugar a la play o me iba por ahí. Después empecé a correr y andar en bicicleta por muchas horas todos los días para bajar de peso más rápido. Bajé 40 kilos en 5 meses y lo sentí como un triunfo, cuando en realidad me estaba matando y yo no me daba cuenta", dijo el joven.

Poner excusas para no compartir el almuerzo o la cena familiar y para escaparse a hacer actividad física de manera obsesiva y descontrolada se volvió una rutina en la vida de Ramiro, al igual que las mentiras. Pero fue su propio cuerpo el que habló de su anorexia. "Uno de mis hermanos entró a mi habitación cuando me estaba vistiendo. Ahí vio lo flaco que estaba. Antes no se había dado cuenta porque yo usaba ropa grande para que no se notara. Les dijo a mis padres y me llevaron de urgencia al médico, justo a tiempo para salvarme", dijo.

Con signos vitales disminuidos, desnutrición y deshidratación, Ramiro fue internado. Casi dos meses después recibió el alta e ingresó al Hospital de Día donde, según dijo, le cambiaron los pensamientos y le devolvieron las ganas de vivir. "Es muy feo todo lo que pasé y ahora siento que no lo volvería a vivir. No estoy orgulloso de lo que hice porque no sólo puse en peligro mi vida, sino que también hice sufrir mucho a mi familia. Por eso quise contar mi historia, para que los demás chicos conozcan los peligros de caer en la bulimia o en la anorexia", dijo emocionado.