El primer auto que lavaron fue el de la directora y autora del proyecto. Luego siguieron los de otras maestras, y seguirá siendo así por ahora. Los chicos estaban tan entusiasmados que, en media mañana, dejaron relucientes cuatro coches. Con mamelucos amarillos y botas de goma, Rubén, Martín y Facundo eran pura sonrisa ayer entre los chorros de agua y la banda negra. Ellos son alumnos de la Escuela Especial de Educación Múltiple de Pocito y tuvieron la responsabilidad de estar en el primer día del primer lavadero de autos en la provincia atendido exclusivamente por chicos con discapacidades. Se trata de una experiencia única y pretende darles capacitación a los estudiantes para que en el futuro busquen trabajo en el rubro.

"Mi mamá me dijo que si me gustaba, me animara y aprendiera todo lo posible. A lo mejor, con el tiempo puedo conseguir trabajo en esto o abrirme yo mismo un lavadero", contó Rubén Brizuela (17), quien llevaba ayer la batuta en el lugar.

"A mí los autos me encantan y alguna vez fui ayudante en un lavadero, así que sé manejar las máquinas", agregó orgulloso Facundo Bordón (13), mientras secaba el parabrisas junto a Martín Flores (13), los tres primeros elegidos debido a su buen desempeño en la escuela.

La idea de contar con un lavadero en el centro educativo fue de la directora, Margarita Vargas, quien recibió apoyo de la Fundación Banco San Juan para comprar las máquinas (hidrolavadora, compresor, bomba de agua, aspiradora e insumos) y del municipio pocitano, que colaboró con un tanque de agua y gramcilla.

Luego, seleccionó a 20 alumnos (cuya discapacidad de cualquier tipo fuera leve y que además tuvieran buena conducta), habló con los padres, quienes autorizaron la participación de los chicos, y empezaron a practicar. El dueño de un lavadero de la zona dio unas charlas instructivas previas y ayer, temprano, los alumnos ya estaban listos para inaugurar la actividad.

El lavadero funciona en el sector sur de la escuela, entre las huertas donde trabajan los estudiantes. Los 20 chicos elegidos van a ir rotándose y los lavados se van a hacer dos o tres días a la semana. "Yo estoy feliz con esto y los niños andan entusiasmadísimos. No se perdieron detalle de las charlas instructivas, le tomaron la mano al lavado rápidamente y se portan como angelitos para que no los saquemos de la lista", contó Margarita.

"Ya estamos en condiciones de recibir autos de las maestras y el dinero que se junte, en principio, será para los chicos. Pero por ahora no lo haremos abierto al público general. Vamos a ir despacio, reglamentando el proceso y pidiendo las autorizaciones que sean necesarias. La idea no es tener un lavadero para sacar plata, sino para que los alumnos aprendan y que luego puedan tener una alternativa de trabajo. Es más, yo misma voy a hacer los contactos para recomendarlos a lavaderos de la zona", indicó Margarita.