Pasaron trapos y esponjas con agua y solvente sobre las estatuas, una por una, hasta que lograron borrar todas las huellas de un acto vandálico insólito: el lugar, parte fundamental del Parque Provincial Federico Cantoni y uno de los lugares turísticos más conocidos del Gran San Juan, había sido arrasado por un grupo de personas que hacía una guerra de pintura.
Ayer por la mañana se vio la tropilla de trabajadores municipales haciendo su tarea, algo que se asemejó a las veces que desde el municipio subieron hasta la Cabeza del Indio para repintarla de blanco, tras los innumerables graffitis que les hacían los visitantes.
Los bustos fueron víctimas de la guerra de paintball que sucedió en la madrugada del martes, cuando, según el sereno, un grupo de personas llegó en 4×4, pintó todo y, encima, rompió las plantas.

