En la Fundación Sanjuanina de Ludopatía (Fusalu) detectaron un sostenido crecimiento de consultas por menores que evidencian un comportamiento compulsivo debido a los videojuegos, al punto que hoy 2 de cada 10 entrevistas están relacionadas con menores de 18 años. Entre los últimos casos, el presidente de la Fundación, José Icazatti, subrayó dos que pueden ser la muestra de un fenómeno que considera que debe prestarse más atención. Por un lado, un nene de 3 años que manifiesta una profunda ansiedad si no se le da la tablet y su respuesta ante la negativa es mucho más que un berrinche. Por otro, un chico de 8 años que fotografió la tarjeta de crédito de un familiar para poder acceder a mejores armas y herramientas de un popular videojuego online. En el resumen de la tarjeta, llegaron 45.000 pesos. "Fueron dos casos en los que claramente se trataba de ludopatía infantil, una problemática que debe ser más visibilizada en nuestra sociedad", aseguró el también psicólogo.
Por eso, desde Fusalu promueven y realizan charlas de concientización, especialmente a alumnos de último año de colegios secundarios, para explicar el límite entre el juego y lo patológico. "Por que el chico juegue cinco horas no quiere decir necesariamente que sea patológico. Si hay problemas en el rendimiento escolar, en el plano personal, cambios de comportamiento, entonces sí puede ser patológico. El problema no surge cuando juega sino cuando no puede hacerlo. Ya sea aparato tecnológico o videojuego. Si hay cambio de humor, ansiedad, compulsividad, falta de apetito, puede ser un caso de ludopatía infantil", afirmó Icazatti, quien también destacó el rol de los padres: muchas veces su negación es otro factor que impide que se reconozca la ludopatía y se realice un tratamiento. Además, las charlas de concietización apuntan a los alumnos que están por finalizar la escuela secundaria porque pronto cumplirán la mayoría de edad y un eventual caso de ludopatía puede continuar en otras formas de juego.
Cuando detectan una situación (30 consultas de menores recibieron en lo que transcurrió del año), desde la Fundación derivan al eventual paciente a un psicólogo infantil. Icazatti reconoció que el fenómeno no ha sido todavía profundamente estudiado, aunque ya está reconocido en la quinta edición del manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) de la Asociación de Psiquiatría de los Estados Unidos. "Muchos siquiatras o neurólogos diagnostican como déficit de atención, pero así queda invisibilizada la ludopatía infantil. En San Juan hay buenos psicólogos infantiles pero no conozco un especialista en este tema", añadió. Fusalu, para recaudar fondos, estuvo en la organización de la presentación de Damas Gratis el pasado lunes. "El solo hecho de poder haber difundido en nuestro stand el tema ya arroja balance positivo", indicó Icazatti. El psicólogo reiteró que debe observarse especialmente qué sucede cuando el chico no puede jugar, más allá de la cantidad de horas que juegue: "Puede ser un llamado de atención para los padres".
Los chicos sin imaginación
Por José Icazatti
Psicólogo y presidente
"Hoy en día es muy importante la visibilización de esta problemática. La compulsión es lo más peligroso de una ludopatía infantil. El problema es no poder dejar de hacerlo.
Si un chico de 5 años o de 16 dice siempre que se aburre si no juega con un videojuego, es un chico sin imaginación. Es un llamado de atención que los padres deben atender. Si el chico tiene cambios de comportamiento porque no puede jugar, entonces existe una enfermedad disfrazada de juego.
Hay gente a la que le da vergüenza pedir ayuda sobre esto, que es una patología. Una que se da en los adultos y también en los niños".