El Dr. Ramón Peñafort representó durante más de cincuenta años la imagen y esencia de la profesión médica con el único objetivo de ayudar al prójimo y mitigar el dolor humano. La carrera universitaria la cursó en la Facultad de Medicina de Córdoba -corría el año 1935-, donde comienza una trayectoria con gran dedicación estudiando una especialidad de la medicina a la que consagraría su vida: La Traumatología y Ortopedia. Descubre su gran vocación para esa especialidad cuando se desempeña como medico agregado de aquel maestro de la medicina que fue el Dr. Guillermo Allende de Córdoba. En ese entonces la traumatología todavía no tenía cátedra en esa casa de altos estudios. Pero allí trabajaron impulsándose como pioneros en algo que todavía le faltaba las bases científicas y técnicas. Con una intensa experiencia y práctica profesional llega a San Juan dispuesto a poner en uso los conocimientos adquiridos. El mismo año de su regreso ingresa al Hospital Guillermo Rawson, así comienza una ardua tarea, profundizando un estilo personal y un modo eficiente para hacer de su especialidad un moderno estilo de atender las fracturas óseas y sus necesidades ortopédicas. Ese año fructifica cuando se crea la Sala 4, destinada a curar y rehabilitar al enfermo. Corría el año 1944, cuando la provincia es sacudida por el terremoto, Ramón Peñafort puso sus conocimientos y técnicas y no dejó de atender a miles de accidentados. Asiste a congresos de su especialidad y aprende al lado de eminentes figuras como los doctores: Finochietto, Piñeyro, Sorondo, Boch, Arana, Castillo, Odena, Ferré, Fitte, Leoncio Fernández, Otolengui, entre otros. Estos nuevos conocimientos siguen alimentando su personalidad de medico entregado a su profesión. Con el apoyo de autoridades del hospital Guillermo Rawson y de los profesionales logra que el servicio ya inaugurado se complete en lo edilicio con un pabellón especial, una verdadera unidad medica dotada de sala de internación, quirófano, rayos X, policlínica externa, departamento de rehabilitación, taller de prótesis, sala para atención de quemados. El equipo humano lo integraban médicos especializados, fisioterapeutas, kinesiólogos, fonoaudiólogos, visitadora social, terapeuta ocupacional y vocacional, psicólogos. También creó una escuelita para los internados, siendo su primera docente la reconocida señorita Julieta Sarmiento quien vivió en la sala hasta sus últimos días. También creo un completo taller, donde se confeccionaban prótesis, ortesis, sillas de ruedas, férulas diversas, arreglos de aparatos, etc. Este pionero de la traumatología, entregado al servicio, fue un trabajador incesante con la rehabilitación del lisiado (hoy discapacitado), así organizó el departamento de Rehabilitación, desde donde combatió no sólo graves epidemias y secuelas de la poliomielitis, sino también todas las afecciones y discapacidades del aparato locomotor, tanto congénitas como adquiridas. Siempre afirmaba que la responsabilidad del médico no acaba al desaparecer la enfermedad, sino cuando se adiestraba al paciente para vivir y trabajar con las capacidades que le habían quedado. Gestor en la creación de la Comisión Provincial de Rehabilitación del Lisiado, que gracias al gobernador Leopoldo Bravo, se creó la Dirección de Protección al Discapacitado; que asegura y protege en forma integral, el presente y futuro de todos los discapacitados de San Juan. Contrajo matrimonio con Virginia de Oro en 1938 y fue su compañera y su apoyo en el ejercicio de su profesión ya que se desempeño como presidenta de C.O.L.P.I (Comisión Organizadora de Lucha contra la Parálisis Infantil), formada por un grupo de damas voluntarias, dedicadas a la atención de los afectados por la poliomielitis. El Dr. Ramón Peñafort luchador incesantemente contra la parálisis infantil y organizó campañas de vacunación en San Juan, llegando hasta el último rincón de la provincia, logró terminar con ella. Pero quedaron secuelas y es ahí su lucha por corregir las consecuencias de esta enfermedad, superándolas con ortopedia y rehabilitación En el año 1982 nominan “Dr. Ramón Peñafort”, a ese servicio del hospital de la provincia de San Juan. Fue fundador profesor y consejero de la Facultad de medicina de Mendoza. Recientemente en el año 2007 la Asociación de Clínicas y Sanatorios Privados de San Juan, instituyó un premio a la excelencia, para adjudicarlo a quien se distinguió en el año. El premio lleva el nombre “Ramón Peñafort”, es una estatuilla de bronce que representa a un sembrador. Pero el legado más grande lo dejó en sus seis hijos, dos de ellos siguieron sus pasos, aprendiendo las técnicas en cirugías en traumatología. Jorge Eduardo fallecido recientemente el 7 de febrero del corriente año. Acompañó a su padre desempeñando su labor de médico traumatólogo especialista en cirugía de manos, tarea que realizó al lado del profesor Eduardo Zancolli. Cabe destacar que Jorge Eduardo organizó y puso en marcha el servicio de rehabilitación para discapacitados sensoriales y motores, en el Centro de Salud René Favaloro, que funciona en el departamento Rawson. En este centro logró que numerosos casos de discapacidad alcanzaran un alto grado de rehabilitación, posibilitando a los pacientes reincorporarse a las tareas habituales. Ramón Augusto que con la misma vocación y amor se dedica a la traumatología, ortopedia y rehabilitación, es Miembro de la Asociación Argentina de Cirugía, siendo hoy miembro consultor de la misma. Actualmente desempeña su profesión de médico traumatólogo y además es profesor titular de Ortopedia y Traumatología de la facultad de medicina de la Universidad Católica de Cuyo. El gran valor del Dr. Peñafort fue dejar numerosas publicaciones técnicas y científicas, trabajos en congresos y jornadas. Su pasión, su amor y dedicación a la medicina perdurarán para siempre en las aulas, quirófanos, consultorios y en toda la comunidad a la que le dedicó toda su vida.
