Ya no apilan camperas en el pavimento para hacer los arcos y no tienen que salir corriendo a la vereda cada vez que un vehículo ingresa a la villa. Ahora, gracias a un proyecto de la Dirección de la Juventud que comenzó a recuperar baldíos para transformarlos en canchas de fútbol disfrutan de un pequeño potrero que si bien no tiene medidas reglamentarias, tiene dos arcos y es el escenario de los partidos más divertidos. Juventud comenzó con este proyecto hace unas semanas y ya logró recuperar un basural que había en el ingreso del Lote Hogar 62 y lo convirtió en una cancha. Lo mismo hicieron en un barrio de Zonda. Según los vecinos ese lugar le trajo alegría al barrio ya que todos los días hay chicos divirtiéndose en esa zona. Ahora planean hacer al menos 3 más, en distintos departamentos.
Mientras que algunos niños sueñan con jugar como Messi o hacer goles a lo Cristiano Ronaldo, personal de Juventud y algunos vecinos comenzaron a limpiar esos baldíos para que los chicos se sientan más cerca de sus sueños. Según Gastón Berenguer, director de Juventud, la idea es crear nuevos espacios para que los chicos no estén en la calle. ‘El objetivo es que se diviertan y que vean que hacer deporte es una buena forma de pasar el tiempo’, dijo y contó que además de ayudar en la limpieza de esos terrenos y en la colocación de pasto y los arcos, ahora buscan poder llevar profesores para que los chicos hagan distintas actividades.
En cuanto a los lugares que van a arreglar, Berenguer contó que ya tiene pensado ir a una zona humilde de Ullum y Angaco. Además, dijo que los vecinos que quieran que les den una mano en algún otro lugar deben hacer el pedido en el Ministerio de Desarrollo Humano. ‘Es que queremos llegar a todos los departamentos. Esta tarea es más solidaria que otra cosa, porque si bien lo hacemos con ayuda del personal de Juventud hay muchos chicos que no tienen nada que ver y que dan una mano importante’, dijo.
En el Lote Hogar 62, que es donde ya tienen su propia cancha, los vecinos se mostraron felices. ‘Antes los jóvenes no tenían dónde jugar. Se pasaban las tardes sentados sin hacer nada. Ahora al menos juegan al fútbol un rato y se divierten sanamente’, dijo Beatriz Jorquera, una de las vecinas que vive justo frente a la cancha. Al igual que ella otros vecinos y los mismos chicos dijeron que estaban felices por ese espacio.

