Como pez en el agua. Así se maneja Jorge Iturrieta por los cinco pisos del Centro Cívico, aún cuando el hombre se moviliza en una silla de ruedas. DIARIO DE CUYO recorrió con él el edificio, para comprobar qué tan adaptado está al tránsito de personas con discapacidades motrices. Y el resultado fue totalmente positivo.
Jorge sube la rampa de la entrada sin hacer demasiado esfuerzo. Dice que tiene inclinación con la pendiente exacta. A la hora de atravesar las enormes puertas de vidrio, siempre hay alguien que le ayuda a abrirlas de par en par. Ni el ascensor, ni los pasillos de cada piso, ni los baños son problema para este hombre que sólo puede mover la mitad superior de su cuerpo. "Esto es el paraíso. Antes nunca pude ir solo a hacer un trámite. Y muchas veces ni siquiera pude subir a algunos edificios públicos, aún con ayuda de otra persona", dice Jorge.
El Centro Cívico es un edificio público modelo y único en la provincia, en lo que respecta a accesibilidad arquitectónica para discapacitados. Además de poseer rampas en todas las entradas, tiene barandas especiales para las personas que se movilizan con muletas. Jorge es presidente de la fundación Adifym (Amigos discapacitados físicos y mentales), es por eso que el Centro Cívico, donde funciona la mayoría de los Ministerios de la provincia, es su segundo hogar. El hombre se pasa haciendo trámites todos los días en ese lugar. Va sin problemas del primer piso, que es donde está Desarrollo Humano, hasta el tercero, donde se encuentra Salud Pública.
La boca del ascensor es lo suficientemente ancha para que su silla de ruedas pase holgadamente. A esto se suma que los pasillos que hay entre oficina y oficina son amplios y puede circular sin dificultad. "Todavía recuerdo la época en la que tenía que ir al edificio 9 de Julio. Había que rogar para que los ascensores funcionaran. De todos modos, habían oficinas a las que no podía ingresar porque eran muy chicas", dice Jorge.
Los sanitarios para discapacitados que hay en el Centro Cívico son un mundo aparte. Hay 28 en todo el edificio y son tan espaciosos que la silla de ruedas entra sin dificultad. Jorge ingresa a uno de los baños del primer piso y muestra cómo todos los artefactos están ubicados de tal manera que hasta lavarse las manos no produce ningún tipo de contratiempo. Los sanitarios son individuales y tienen barandas al costado del lavamanos y del inodoro para dar más seguridad a las personas que no pueden caminar o movilizarse normalmente. "Es como estar en mi casa. Si tengo un problema, siempre hay personal de seguridad para ayudarme", cuenta el hombre.
Por norma, en la entrada del Centro Cívico, está apostado un guardia que es el que ayuda a todas las personas discapacitadas que ingresan. En el caso de los ciegos, se los acompaña mientras andan en ascensor y hasta se los conduce personalmente a la repartición que necesiten ir. Es que si bien los ascensores tienen botones táctiles (de lectura en Braille), no tienen la señal sonora que indica el piso que se está atravesando, tal como sí sucede en el nuevo Hospital Rawson. "Lo bueno que tiene el Centro Cívico es que lo que hicieron sirve, porque consultaron a la gente que tiene el problema. Por ejemplo, la Legislatura tiene rampa, pero es imposible subirla porque tiene una curva muy cerrada", concluye Jorge.

