Cuando empezó a escasear el vino y todavía había asado sobre la mesa, don Víctor Canto partió con una pala sobre el hombro. Empezó a cavar en un costado de su casa. De pronto, los visitantes se llevaron una sorpresa, el baqueano que vive en el puesto Los Sombreros de Abajo, desenterró una damajuana de vino que tenía guardada desde hacía años para honrar a las visitas. Ésta, y la habilidad que tenía la guasa Eva para domar caballos salvajes, son algunas de las historias que Federico Carbajal plasmó en las páginas de su libro "Entre valles y montañas, un libro de aventuras", que se presentará hoy en un café céntrico.
"Ya no tener miedo". Es la frase con la que Federico termina su libro. Sin embargo, esa afirmación fue el motor para enfrentarse al papel y al lápiz, aún cuando no es escritor, y volcar las anécdotas e historias que recolectó durante toda una vida. Federico es técnico hidráulico, trabaja en Veladero en el mantenimiento de máquinas mineras pesadas, pero en sus ratos libres es andinista. Recorrió cada rincón y cerro de la provincia. Pasó días compartiendo experiencia con puesteros. Y eso es lo que plasmó en su libro.
El paraje El Palque es la pasada obligada de todo montañista. Federico no fue la excepción. En uno de sus viajes conoció a la guasa Eva, una mujer que vivió sola allí, hasta los últimos días de su vida. La habilidad de la baqueana que pudo domar un pingo desde El Palque hasta Pachaco, hasta dejarlo suave y manso. Los mates y las charlas que compartía con los andinistas que pasaban por el lugar y hasta cómo armaban la carpa cerca de la casita de Eva, para sentirse más acompañados. Estos son algunos de los relatos que ocupan las páginas del libro, que hace además un recorrido por las culturas ancestrales de San Juan, la historia de algunos pueblos y hasta la descripción de la flora y de la fauna local. La publicación también tiene fotos de los distintos lugares y personajes. Una de las que más llama la atención es la del baqueano Pedro Mujica, que está con su mascota Beba (un guanaco), en la finca La Finada, ubicada en El Tontal.
No hace falta más que leer la introducción del libro para entender de dónde surge la pasión por la naturaleza, que tiene Federico. La influencia de su padre, Washington Carbajal, fue fundamental. De chico se acostumbró a escuchar historias de campo y a pasar días en medio de la naturaleza junto a su padre que, en 1975 escribió un libro sobre los guanacos y vicuñas de la provincia.
"Aunque de niño jugaba a ser escritor, la vida me llevó después por otros caminos. No sé si escribo bien o mal. Lo único que quiero es dejar plasmada mi experiencia y compartirlo con los demás. Mi padre me enseñó la libertad de elegir, de disfrutar de la naturaleza y a sentir el aire libre sobre el rostro, teniendo la sensación que los ojos nunca terminan de mirar el horizonte", dijo Federico.

