No es ni una nave espacial, ni una calesita de un parque de diversiones. Es una simple bicicleta todo terreno que está tuneada con luces de varios colores y muchos equipos más. Raúl Leiva es el responsable de semejante obra y ya se convirtió en un personaje que alegra las calles sanjuaninas con su movilidad de dos ruedas que tiene desde guiñes y balizas hasta un sistema de rastreo satelital.
La bicicleta es tan llamativa que su dueño, que vive en Santa Lucía, ya recibió muchas ofertas por esa movilidad. A pesar de lo llamativas que resultan las luces azules, rojas y verdes que tiene el cuadro, las ruedas y los guardabarros de la bici; el equipo de sonido que lleva a cuesta, es otra atracción. Es que un parlante grande en el portabultos y dos que cuelgan del manubrio hacen que la música de la bici se escuche varias cuadras a la redonda.
’Me encanta escuchar bachata y me alegra pasear con mi bicicleta mientras suena la música’, dijo Raúl, que cuida coches en la iglesia de Don Bosco y que tiene en el patio de su casa un lavadero de autos. A pesar de que la mayoría de las veces escucha música de un CD o una tarjeta de memoria, también preparó el estéreo para sintonizar las radios locales que escucha cada vez que lava un automóvil.
Raúl tiene 49 años y se considera un fanático del tuning sobre dos ruedas. Ya tuvo dos bicicletas que también modificó, pero se las robaron. Por eso a esta nueva movilidad la tiene con alarma y un sistema que le permite saber dónde está la bici. La alarma funciona a partir de dos sensores, uno de movimiento (para que no la levanten) y otro que suena automáticamente si alguien se acerca a menos de un metro de la bicicleta. ’A ésta no me la roba nadie’, dijo entre risas el hombre que es casado y que tiene dos hijas quienes, en broma, siempre le dicen ’ahí viene el extraterrestre’. Contó que cuida mucho su bicicleta porque le tiene mucho cariño.
Según contó el hombre, instalar todo esto le costó unos 25 mil pesos, pero nunca se arrepintió del gasto y aunque le parece mucho dinero, le sigue instalando algunos chiches para embellecerla. Ahora le compró dos cornetas nuevas para que la bocina suene cada vez más fuerte.
La bicicleta es negra, tiene algunos detalles en amarillo y pesa 69 kilos. Pero, a pesar del esfuerzo que hace para pedalear, es el medio de transporte en el cual Raúl se mueve todos los días. No le gustan las motos y aunque su esposa y sus hijas siempre le piden que la venda para comprar un auto, él no tiene en sus planes eso, porque las bicicletas siempre fueron su pasión, según contó.
Es más, hasta recibió ofertas en dólares por su bicicleta y las rechazó. ’Un día fui al Parque de Mayo y un hombre que era de EEUU me ofreció 2.400 dólares y le dije que no’, dijo entre risas y aceptó que si bien le hace falta el dinero, él ama su bicicleta. Es que se siente muy bien al ver cómo la gente lo detiene para sacarse fotos o cómo lo felicitan por el buen trabajo que hizo para tunearla, ya que él mismo fue quien hizo todas las instalaciones eléctricas y conectó la batería de 12 voltios que usa para que funcione todo. Hasta adaptó espejos retrovisores para poder conectarles los guiñes y usó la parte delantera de una moto vieja para tapar todos los cables que quedaban a la vista por las instalaciones.

