En homenaje a Miguel Angel, cada 6 de marzo se celebra el Día Internacional del Escultor (en Argentina en particular se lo integra con todas las Artes Plásticas también el 17 de noviembre). Y el de esta oportunidad encuentra a Beatriz García Huertas cumpliendo cuarenta años en la actividad y a la espera que se emplace su ‘Caleidoscopio’, el proyecto con el que ganó el concurso internacional del Museo Franklin Rawson, en 2019.
La obra, que tendrá una altura de 8,35 metros y estará inscripta en una base rectangular de 4,88 por 3,45 metros, no pasará desapercibida para las personas que pasen por la puerta del museo. No se encuentra definida una fecha precisa para su instalación aún, indicaron desde el museo, en el marco de la pandemia y de la agenda institucional de gobierno y la propia, aunque se está trabajando en ello. Para instalar a obra, peviamente habrá que hacer una obra civil para ‘anclar’ alsuelo la escultura y así prescindir de soportes externos.
“Me sorprendió en su momento (ganar el concurso), porque sé que hubo gente de mucha trayectoria”, reconoció la escultora que hizo un veloz repaso de como surgió la idea. Como sabía que se emplazaba al lado del museo, pensó que en ese lugar que contiene diferentes expresiones, “es una tela social. Imaginé una sucesión de pequeños caleidoscopios que mostrara distintas visiones, como tiene una sociedad, interrelacionadas”.
Obviamente, aguarda el día del ‘estreno’ de la obra. Aparte de ver si quedará como realmente la imaginaba, Beatriz espea que haya gente que interactúe. Los grandes triángulos de caño pulido están ‘rellenos’ con pirámides truncadas, de acero inoxidable. “La idea es que la estructra represente lo que es la sociedad. El transeúnte se refleja, interrelaciona con las formas y ve el paisaje circundante a través de los orificios”, describió.
UNA VIDA
A aquella niña que le gustaba moldear con migas de pan distintas figuras, especialmente animales, y que se apasionó con la plastilina, ya realizó todo un recorrido como escultora con la arcilla, la piedra, la vitrofusión y los metales. Actualmente es el acero inoxidable el material que define como la última aventura.
Respondió que eligió seguir siempre en San Juan porque además que acá está su familia, trabaja con tranquilidad. Marcó como principal desventaja que lleguen los materiales necesarios. Y si bien no es sencillo poder proyectarse, porque Buenos Aires sigue siendo el centro, hoy es posible y los avances en las tecnologías de la comunicación aceleraron esa oportunidad.
Con 40 años de trayectoria, Beatriz afirmó que ser escultor es un trabajo de mucho esfuerzo. Físico, mental y emocional. “Esto es un camino, a mi forma de sentir, que requiere un compromiso personal y profundo. El arte es comunicación y uno debe saber que quiere decir. Y para eso hay que aprender un lenguaje nuevo. Es un camino largo, que puede resultar más o menos exitoso”.
Y agregó: “Como todo, demanda persevarancia, conocmiento y ganas de embarcarse. Pero lo mejor es que muchas otras tareas no te van a dar ciertas alegrias que tiene trabajar en arte. Te enseña a ver la vida de otra manera. Y para mí sí valió la pena”.