En su Artículo IV, el FMI afirma que cada país miembro debe “orientar sus políticas económicas y financieras hacia el objetivo de estimular un crecimiento económico ordenado con razonable estabilidad de precios”. A su vez, pide que los países fomenten “condiciones económicas y financieras ordenadas, y un sistema monetario que no tienda a producir perturbaciones erráticas”. El FMI advierte a sus naciones que eviten “manipular los tipos de cambio o el sistema monetario internacional para impedir el ajuste de la balanza de pagos u obtener ventajas competitivas desleales”. En la sección 3 del artículo IV, determina que “el Fondo ejercerá una firme supervisión de las políticas de tipos de cambio de los países miembros y adoptará principios específicos que sirvan de orientación a todos ellos con respecto a esas políticas”.
