�Además del impacto en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, la mayoría de las provincias quedaron prácticamente paralizadas por la adhesión de cientos de gremios del transporte y estatales a la huelga. 
Los colectivos urbanos e interurbanos no funcionaban en Córdoba. Trasladarse en auto tenía sus dificultades por cortes en los puentes Centenario y Maipú y en la avenida Colón. 
No había atención en organismos nacionales ni en dependencias municipales. También se apreciaba fuerte impacto del paro en el transporte de Tucumán, donde había adhesión parcial en bares y restaurantes, escuelas y centros de salud. 
Los cortes de tránsito afectaban el puente Lucas Córdoba, que une San Miguel con la Banda del Río Salí, en la ruta 157, a la altura de Lamadrid; y en las trazas nueva y vieja de la ruta 38, a la altura de Concepción.
En las principales ciudades de Chubut estaba paralizado tanto el transporte de cargas como de pasajeros, lo que afectaba la concurrencia a los lugares de trabajo, el funcionamiento de los tribunales y la actividad en las escuelas. 
Aunque abrieron los bancos y muchos comercios, no había traslado de caudales ni distribución de mercadería. 
No se recolectaban residuos ni se vendía combustible. 
En Posadas, la falta de transporte público llevó a las escuelas a no poner faltas.