Montados sobre sus caballos, vestidos de gauchos, se pararon uno al lado del otro sobre la calle Rivadavia, frente a Tribunales. Tenían el porte firme y la cabeza en alto, mirando al edificio de Justicia. No había sirenas, ni bombos, ni petardos, típicos de una manifestación. El silencio de los hombres de campo decía más que pancartas o gritos en altavoces. Damnificados por los robos de caballos marcharon ayer cabalgando para reclamar una solución al problema, una manifestación que decidieron hacer igual pese a que unas horas antes, los dirigentes de federaciones y agrupaciones vinculadas a equinos la suspendieron para "evitar problemas de tránsito", dijeron. Igual, los que cabalgaron y los dirigentes que se movilizaron aparte, se reunieron en Tribunales y el Centro Cívico para unificar la queja dividida en la cabalgata, luego de denunciar que en enero perdieron 27 caballos, supuestamente para ser faenados y luego comercializados en embutidos.
Fueron 20 jinetes a caballo, dos sulkies y dos camionetas los que marcharon desde la Terminal de Omnibus hasta el Centro Cívico, con una parada previa en Tribunales. Avanzaron de a dos, uno detrás de otros, y cerrando la columna iba Julio Sandande (57). "Por ahí la gente no toma dimensión de lo que significa un caballo para nosotros, que trabajamos con ellos, que vivimos de ellos en ocasiones. Perder un animal es un dolor tan grande en el alma, que conozco gauchos amigos que se han muerto de pena", confesó el hombre de Rawson.
En Tribunales, los jinetes de la protesta se reunieron con dirigentes de la Sociedad Rural, de la Federación Agraria, de la Federación Gaucha, del Endurance San Juan y del Huarpes Polo Club, quienes esperaban sobre la vereda y hablaban con la prensa.
Allí se produjo la imagen más fuerte: la de los gauchos mirando con afrenta a Tribunales, mientras que alguien puso una pata de caballo faenada, llena de tierra y moscas, sobre el ingreso al edificio. Los dirigentes dejaron un petitorio en Mesa de Entradas solicitando una reunión con los jueces, pues se quejan de que los pocos cuatreros atrapados por la Policía pasan apenas unas horas detenidos. "Hace unos días, la Policía de Rawson detuvo a un conocido cuatrero a punto de faenar un caballo robado. Estuvo un par de horas detenido, antes de una jueza correccional lo liberara. Entran por una puerta y salen por otra", se quejó Carlos Pacheco, un productor de Santa Lucía.
Luego, la columna partió al Centro Cívico, donde una comisión de cuatro hombres fue recibida por el secretario de Agricultura y Ganadería, Marcelo Alós, a quien le pidieron mayores controles en frigoríficos y carnicerías y la implementación del llamado Documento Unico Equino.
"No buscamos casas ni planes sociales, sólo un poco de seguridad y más controles. Yo crié a Pucará, un moro, y se lo regalé a mi hijo. Pero me lo robaron y no quiero que sepa que lo faenaron. Nos están haciendo mucho daño y también a la sociedad, porque seguramente está comiendo carne de nuestros caballos disfrazada de chorizo", protestó Carlos Pacheco, un productor de Santa Lucía.