Los padres de los 160 alumnos que asisten a la escuela Pascual Chena, del paraje Pozo Salado, en 25 de Mayo, decidieron tomar la escuela y no mandar a sus hijos a clases. Durante dos días mantuvieron la protesta, hasta que el Ministerio de Educación les llevó una promesa de solución: un equipo técnico empezó a diseñar un plan de obras.

En esa escuela las paredes tienen grietas escalonadas, las columnas de hormigón presentan segmentos fragmentados del cemento que las recubre, el techo es de chapa, un panel de Durlock está suelto, los cables de electricidad están cerca de las estufas de gas y un aula, en vez de puerta, tiene un portón de metal que apenas se puede mover.

"La escuela es un peligro y desde el 2011 que venimos reclamando. Nos da miedo que haya un temblor y que nuestros hijos estén en clases. Por eso hicimos la toma, para que nos escuchen’, expresó Luisa Quiroga, madre de tres alumnos.

La directora de la escuela, Margarita de Estevez, informó que hace varios años presentaron un pedido de obras al Ministerio de Educación. Señaló que además de las grietas en las paredes, el establecimiento no tiene playón para hacer gimnasia, los sanitarios están deteriorados y no hay cierre perimetral en todo el predio.

La ministra de Educación, Alicia García, expresó que harán obras pero que no podrán concretarse de un día para el otro, a la vez que aclaró que el establecimiento está habilitado. En tanto, el director de Infraestructura, Gustavo Martín, explicó que una vez que hagan los arreglos más urgentes, analizarán cómo se hará la refuncionalización total. "Si tenemos que demoler todo y hacer una escuela nueva, lo haremos’, señaló Martín.