Nativos virtuales. Esta fue una de las frases que más se escuchó en los paneles y conferencias del Congreso Mundial y es parte indivisible de una realidad que se hace más notoria a medida que avanza la tecnología. Hay realmente una preocupación en la comunidad científica y política por el mundo que se viene y la imposibilidad de poder descifrarlo. Durante años, los padres pudieron advertirles a sus hijos lo que podía pasar mientras iban creciendo, pero hoy no se puede predecir porque evoluciona en una espiral ascendente.

No se puede aventurar que pasará con las comunicaciones, si por ejemplo el teléfono pasó de ser un aparato para hacer llamadas a una computadora portátil en apenas un par de años. Tampoco se sabe cómo tendrá que ser la educación, pero que necesariamente tendrá que cambiar por que hoy va a contramano de las nuevas tecnologías. O qué rol pasarán a tener las redes sociales y sus peligros, como el ciberbullying, el acoso sexual o la publicación de intimidades aprovechando la inocencia de los niños.

Los nativos virtuales, o quienes tienen menos de 20 años, avanzan tan rápido ante sus antagónicos analógicos, que el temor adulto a no poder acomodarse o adaptarse genera temor en los estudiosos y lo dejaron expresar en las charlas.

Es un alerta que exige cambios, como el que tendrán que asumir los padres para involucrarse en las nuevas tecnologías y poder controlar y proteger a los hijos. El que deberá ocurrir en las aulas de las escuelas, que como se mencionó actualmente avanzan entre netbooks que se chocan con las tizas. Y el que deberá encontrar el Estado con políticas que le permitan ir a la par de la sociedad.