La ansiedad juega entre esos sectores. Según los últimos datos y pronósticos de economistas, se augura un 2011 con mayores costos de producción producto de una creciente inflación del país. “Con un tipo de cambio real controlado frente a una inflación creciente, el más perjudicado es el sector exportador que no puede trasladar los incrementos de sus costos a los precios al mercado internacional. Para los que comercializan en el mercado interno, podrían sobrellevar mejor la situación”, advierten. La pérdida de competitividad dada por la inflación y un tipo de cambio “chato” preocupa en las bodegas. “El problema es la situación económica y política de Argentina que provoca que las exportaciones sean cada vez menos rentables, a causa de la inflación y un dólar que no crece al mismo ritmo´´. Los datos indican que la vitivinicultura Argentina creció en facturación -en ambos mercados- pero cayó en volumen. Y la pregunta la hacíamos la semana pasada en éste mismo espacio: ¿Es negocio seguir vendiendo caro, pero cada vez menos?. Los que estudian la vitivinicultura desde adentro, advierten que si bien la facturación de los fraccionados en el exterior es récord, el volumen ha ido perdiendo fuerza y proponen buscar el equilibrio entre el mayor precio posible, sin perder volumen o cantidad. Temen que se cometa un error, al compensar con precio y facturación la caída del volumen. “Corremos el riesgo de ajustar por precio y no por productividad”, advierten. Estiman que estamos tensando la cuerda: Los despachos siguen cayendo -7,70% durante febrero de 2011-, se nos va a acumular stocks de la vendimia anterior, mas una cosecha normal que está ingresando en los lagares -según datos del INV con un 6% de crecimiento- en algún momento va a haber un quiebre en los precios que van a tender a caerse.