La noche fue ideal y el clima acompañó como hacía varios años no pasaba. No hubo nubes, lluvia, ni frío. Y eso hizo que la gente se agolpara para alabar a la Virgen. Este año, a diferencia de otros la procesión dejó a todos sorprendidos. Es que cuando apareció la imagen de María lo hizo en un carruaje propio, llena de flores y en lo alto. Todos pudieron ver su paso. En ediciones anteriores la imagen era llevada en una camioneta o en los hombros de algunos fieles, esta vez la imagen se lució de una manera única. Ayer, la procesión por el Día de la Inmaculada Concepción de María reunió a más de 12.000 fieles, un récord. En 2015 hubo más de 8.000 personas, y hasta ahora ese era el año con más promesantes. La peregrinación arrancó en las inmediaciones del Colegio Santa Rosa y terminó en la puerta de la parroquia, frente a la plaza de Concepción. Ahí, también se celebró los 40 años del templo como santuario.

La cantidad de fieles hizo que más de 3 cuadras estuvieran llenas de gente. Con pañuelos blancos y amarillos, banderitas de papel y hasta flores de todos los colores los feligreses vieron y acompañaron la imagen de María. La Virgen peregrinó en un carruaje forrado de blanco y decorado con cientos de flores. Desde la organización dijeron que no tenían el cálculo exacto de la cantidad de flores, pero comentaron que gastaron 8.000 pesos en estos adornos. Es que la idea era que María pareciera una Reina. Y el impacto de verla tan imponente sobre su carruaje emocionó a muchos fieles. Algunos llegaron hasta las lágrimas.

La peregrinación fue a paso lento. Muchas canciones religiosas, oraciones, agradecimientos y pedidos fueron parte de esta caminata, que comenzó pasada las 5 de la mañana. Durante la procesión los fieles iluminaron el paso de la Virgen con antorchas y en cada cuadra se sumó más gente. Así fue que al llegar a las inmediaciones del santuario en Concepción, cerca de las 6,30 de la mañana las calles quedaron colmadas, al igual que plaza. Con el Sol iluminando la mañana y una brisa refrescando a la gente tras la larga caminata, todos siguieron en el mismo lugar. Nadie quiso perderse la primera misa y por eso fue imposible caminar de la cantidad de gente que ocupó todos los rincones. La celebración religiosa fue oficiada por monseñor Jorge Lozano.

 

En la plaza

 

Muchas personas esperaron la llegada de la Virgen directamente en la plaza o en la puerta de la Iglesia. La mayoría llegó con bancos, reposeras y sillas plegables para disfrutar de la misa.

 

Caminata

 

75 minutos duró la caminata. Los fieles caminaron a paso lento y coparon más de 3 cuadras. Toda la procesión se vivió con mucha alegría.

 

Vendedores

 

A los clásicos cafeteros y vendedores ambulantes, se le sumó un stand en el que vendían imágenes religiosas, velas, rosarios, pañuelos, estampitas y hasta biblias.

 

Para iluminar

 

personas hizo falta para que tiraran el carruaje donde peregrinó la imagen de María. Las personas se fueron turnando por el peso del carro.

 

Historias de fieles

 

Para pedir por la salud

 

Como todos los años la familia Arredondo de Santa Lucía dijo presente en la peregrinación de ayer. Esta vez llegaron con un pedido importante. Es que Teresa, una de las integrantes de la familia, tiene un problema en la cadera y su hijo Jonatan sufrió un ACV, tras un accidente.

 

 

Panes dulces para agradecer

 

Carla Temiño y Federico Strambach nunca faltan a esta peregrinación. Ellos agradecen a María por tener trabajo, y es por eso que venden panes dulces a un precio sumamente accesible para que todos puedan comprar. Los venden a $30, sólo para recuperar los gastos.

 

 

Con asistencia

 

La familia Díaz Agüero nunca falta a la peregrinación del Día de la Inmaculada Concepción. Este año lo hicieron con un integrante nuevo: Benjamín de sólo 4 meses fue parte de esta procesión. La familia es de Chimbas y dijeron que siempre agradecen por el trabajo y la salud.

 

 

En familia, hasta con niños

 

Inés Carrizo, su mamá, Gloria Arrieta, y una vecina llegaron desde Santa Lucía antes de las 5 de la mañana. Lo hicieron con Enzo y Marcos, de 8 y 11 años, respectivamente. Los chicos participaron de las peregrinación desde que nacieron y siempre lo hacen con alegría.