Hoy Alcec (Asociación de Lucha contra el Cáncer) cumple 58 años y tendrá un festejo sin precedente. Por primera vez, en más de medio siglo de historia, tiene sede propia y pondrá en marcha algunos servicios para contener a pacientes oncológicos sin cobertura social, algo que hasta ahora no pudo hacer por falta de espacio. Uno de ellos será el alojamiento gratuito tanto para los pacientes como para sus acompañantes. Esto será posible gracias a Norma González, una sanjuanina que le donó una casa de dos pisos a esta asociación con el objetivo de mantener vivo el recuerdo de su familia (ver aparte).
El solo hecho de imaginar todas las actividades que se podrán desarrollar en la casa, emociona a Estela Carabajal de Petrini, presidenta de Alcec. Dijo que la donación de este edificio les llegó de manera inesperada y sin lugar a dudas. "Esto fue un verdadero milagro, algo que jamás pensamos recibir. Un día nos contactó Graciela de Plana, en representación de Norma González, la propietaria de la casa. Nos dijo que esta señora nos iba a donar esta propiedad y que ya estaba todo listo para firmar la escritura a nombre de Alcec. Este trámite lo realizamos la semana pasada por lo que la casa ya es propiedad de la Asociación y comenzamos a planificar su uso", dijo la presidenta.
"Con la donación de esta gran casa sentimos que los milagros realmente existen".
ESTELA CARABAJAL
Presidenta de Alcec
Agregó que se trata de un edificio de dos pisos con seis dormitorios y 3 baños, entre otras dependencia, espacio de sobra para poner en marcha 3 servicios fundamentales: consultorios oncológicos, talleres de estética y alojamiento para los pacientes y sus acompañantes. "Tras la sesión de quimioterapia los pacientes quedan descompensados y no se sienten bien para esperar un colectivo y hacer un viaje largo de regreso a sus casas. Por eso queremos habilitar los 6 dormitorios para que puedan recostarse, descansar y recuperar fuerzas para recién después volver a casa. En cada dormitorio vamos a colocar dos camas, una para el paciente y otra para el acompañante", dijo Carabajal.
También las pacientes podrán participar de talleres para aprender a maquillarse y sentirse lindas, y a colocarse los turbantes cuando comiencen a perder el cabello. Todo apuntado a aumentar su autoestima. "Queremos hacer muchas cosas que hasta ahora no pudimos hacer por falta de espacio. Ahora tenemos la oportunidad, sólo nos resta conseguir colaboración para poder refaccionar la casa y dejarla en perfectas condiciones para poderla usar. Apelamos a la solidaridad de empresarios, comerciantes y de particulares que nos quieran ayudar", dijo la mujer.
Hasta ahora Alcec funciona en calle Santa Fe, al lado de la Galería Stornell, en una oficina que le presta la Caja de Acción Social. Y se mantiene con el aporte que hacen los 110 socios que tiene. Se trata de una cuota mensual de 50 pesos.
- En memoria de sus seres queridos
Para Norma González, el caserón de calle Mitre no sólo se trata de un bien de familia que pasó de generación en generación. También fue testigo de los momentos más felices de su vida como de los más tristes. Allí pasó su infancia y juventud junto a sus padres y tres hermanos. Y siguió siendo su hogar cuando se casó con Héctor Antonio Navas, médico que fue director del Hospital Rawson y que también atendía pacientes en esta casa. Lo mismo hizo su único hijo, Héctor Navas González, médico cirujano. Pero, hace 16 años, la historia comenzó a cambiar y la vida de esta mujer se transformó en "una pesadilla". "Hace 16 años falleció mi marido y cuatro años más tarde murió mi hijo. De repente me quedé sola. En ese lapso también falleció una de mis hermanas por un cáncer. Y ya habíamos perdido a mi hermano mayor. Entonces decidí irme a vivir a Córdoba donde esta la única hermana que me quedaba. No quería quedarme en San Juan rodeada de soledad y recuerdos dolorosos. Heredé la casa y la puse en venta, pero nunca llegué a concretar esa operación", dijo la mujer.
Norma contó que hace unos meses la inmobiliaria le informó que ya había un comprador para ese inmueble. Y que la noticia la entristeció más que alegrarla. Dijo que sintió que venderla era como borrar su historia. Entonces decidió darle una buena utilidad. "Sentí como que algo me iluminaba y me decía que la donara. Que era una forma de mantener vivo el recuerdo de mi esposo y de mi hijo y de la buena obra que ambos hicieron. Por eso decidí ceder su propiedad a Alcec, una institución que lleva años luchando contra el cáncer, la enfermedad que mató en mi hermana. Así lo hice. En el momento en que firmé la escritura a nombre de Alcec, sentí una paz indescriptible", dijo Norma.