La Difunta Correa no escapa al vandalismo y a la falta de conciencia de la gente que por hacer asados está devastando su forestación. Analía Lepez, presidenta de la Fundación Difunta Correa, dijo que ya se cayeron un par de árboles a los que les quemaron el tronco y que está en riesgo el crecimiento de los ejemplares que plantaron recientemente porque les roban los tutores para hacer leña.

La imagen es lamentable. Un aguaribay con follaje frondoso y verde, tirado en el suelo. Se cayó luego de que le quemaran el tronco con el fuego que hicieron a su lado para hacer un asado. Es el segundo que "murió" por igual causa. "Da mucha tristeza e impotencia ver que hay personas a las que no les importa nada. Vienen a la Difunta Correa, un lugar sagrado para muchos, a destruir las instalaciones. Hacen fuego al lado de los árboles cuando hay suficientes parrilleros. Sólo buscan hacer daño", dijo Analía Lepez.

Daño. Los vándalos arrancan los tutores de los árboles para hacer fuego.

 

La presidenta de la Fundación Difunta Correa agregó que también los tutores de los árboles que plantaron recientemente, en el marco del plan de forestación que incluye la plantación de 1.000 ejemplares, son blanco de este vandalismo. Dijo que arrancan o quiebran los palos que cumplen esta función para hacer o avivar el fuego para el asado. "Acá sobra la leña de tusca seca que se puede usar con estos fines, pero parece que les es más cómodo recurrir a los tutores. Lo peor es que muchos los arrancan con árbol y todo. Por mes llegamos a reponer hasta 100 tutores. La verdad que no damos abasto ni sabemos qué hacer para frenar esto".

Lepez contó que estos ataques suelen darse especialmente en la noche, luego de que el personal de mantenimiento del oratorio ya se retira. Aunque también se dan a plena luz del día. Sostuvo que los empleados de la Fundación recorren permanentemente el predio para detectar estas situaciones vandálicas, aunque no pueden hacer demasiado. "Muchas veces el personal le comunica a la gente que no se puede hacer fuego al lado del tronco de los árboles y le pide que lo apague, pero a cambio recibe insultos y hasta reacciones violentas", dijo.

Devastación. Algunos arrancan los tutores con los árboles que se plantaron.

 

Lepez agregó que en el paraje hay un puesto de la Policía Rural cuyos efectivos realizan rondas permanentes por el predio para frenar el vandalismo, pero que no siempre da resultado por las dimensiones del lugar. "Contamos con 27 personas que se rotan para realizar las tareas de limpieza y mantenimiento del paraje, y que trabajan de 8 a 20. Y la Fundación no cuenta con recursos económicos para contratar a más gente para implementar un turno nocturno. Por eso sólo nos queda apelar a la conciencia de la gente. Por las redes sociales difundimos las imágenes de los ataques vandálicos para que se conozca esta situación y para que las buenas personas que visitan el oratorio nos ayuden a controlar que no dañen el arbolado ni las instalaciones", concluyó Lepez.