Ninguno fue declarado Patrimonio Histórico ni Cultural, pero ambos forman parte de la historia sanjuanina y de los principales atractivos turísticos del pueblo, del departamento y de la provincia. Pese a esto, no recibieron los cuidados necesarios para su preservación. Son los dos algarrobos más famosos y centenarios de Huaco, en Jáchal. Uno es donde según cuenta la historia descansó el Chacho Peñaloza en su paso por San Juan, y el otro, el que resguarda la tumba de Buenaventura Luna. El primero murió a raíz de un incendio provocado, y el segundo se encuentra en mal estado debido a una mala poda y la falta de cuidados. Al menos estos son algunos de los datos del informe que elaboraron biólogos de la UNSJ a pedido de la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia, que tomó intervención en su recuperación para que sean declarados Patrimonio.
Jorge Martín, director de Patrimonio Cultural, sostuvo que ambos algarrobos son competencia del municipio de Jáchal, ya que uno se encuentra dentro del cementerio municipal y otro a la orilla de una calle. Pero que igual decidió intervenir y pedir un informe al corroborar el mal estado en que se encuentran. “Estamos trabajando en un proyecto para que unos 10 árboles históricos de la provincia sean declarados Patrimonio Histórico Cultural, incluidos estos dos algarrobos de Huaco, si logramos recuperarlos”, sostuvo el funcionario.
Biólogos del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, de la UNSJ, fueron los encargados de hacer el relevamiento de los dos árboles para determinar su estado y sugerir posibles soluciones. Dicho informe arrojó resultados preocupantes respecto a uno de ellos. “El algarrobo donde descansó el Chacho Peñaloza está casi muerto tras los dos incendios que sufrió. El primero fue en 1992, cuando le cayó un rayo que quemó parte de su copa. El segundo fue en septiembre del año pasado y provocado por el hombre. Vecinos quemaron las pasturas que hay a la vera del canal que pasa junto al algarrobo para eliminarlas y las llamas alcanzaron las ramas del árbol y lo quemaron por completo. Pero hay una esperanza de vida”, dijo Mariángeles Gaviorno, licenciada en Biología y miembro del equipo profesional que evaluó el estado de estos árboles.
En las raíces de este algarrobo, que son casi tan gruesas como una rama, nacieron algunos rebrotes que hay que preservar de manera urgente, según Gaviorno, quien también explicó que lo primero que debe hacerse es colocar alrededor del árbol un cierre perimetral de 1,20 metros de altura para evitar que las cabras o caballos se coman estos brotes nuevos. Luego, cavar a su alrededor una taza con buena capacidad para garantizar el riego permanente e intensivo. Posteriormente, seleccionar y ralear los rebrotes para preservar los más vigorosos y con mayores chances de crecimiento. “Estos trabajos no requieren una gran inversión y deben hacerse cuanto antes”, afirmó la especialista.
En cuanto al algarrobo en la tumba de Buenaventura Luna, el informe destacó que su mal estado se debe a la falta de cuidados y a la mala poda a la que fue sometido año tras año. “Esta árbol mide unos 25 metros, y a los dos metros tiene dos grandes ramas, de un metro de diámetro cada una, que se bifurcan formando una horqueta. En ambas se observan indicios de podas incorrectas que generaron un crecimiento anómalo de los vástagos que debieron ser podados para mantenerlos a una altura aceptable para los transeúntes. Poda, también mal hecha, que generó la proliferación de hongos.
Una de estas ramas se inclina a 45 grados y por su peso y efectos de la gravedad es de esperar que caiga, desgarrando el tronco del algarrobo y dejando abierta una gran herida que puede generar el ingreso de agentes patógenos que provoquen la formación de hongos en el árbol”, dijo la profesional. Pero agregó que “hay más posibilidades de recuperar este algarrobo. Hay que cortarle correctamente esta rama y someterlo a un tratamiento con sustancias fungicidas. Va a ser una tarea complicada porque el árbol está entre tumbas y va a ser necesario ingresar con maquinaria pesada para poder cortarla”.
Gaviorno dijo que los trabajos para intentar recuperar ambos algarrobos deben hacerse de manera urgente. También agregó que el jueves pasado se presentó el informe a la Dirección de Patrimonio
Por su parte, Jorge Martín, al frente de esta repartición, dijo que en esta semana se evaluará dicho informe y se buscará articular los trabajos de recuperación de los árboles en forma conjunta con la Dirección de Arbolado Público, de Ambiente, y el municipio de Jáchal.
DIARIO DE CUYO intentó comunicarse con las autoridades de este departamento para saber por qué se descuidó la salud de los históricos algarrobos de Huaco, pero no contestaron.
Clonación
Los rebrotes descartados del algarrobo incendiado no se desecharán, sino que serán recolectados en condiciones especiales para ensayar su propagación vegetativa en el Vivero de Plantas de la UNSJ. Esta acción generaría clones del árbol, es decir nuevos ejemplares con idéntica carga genética.
Antigüedad
490 años son los que tiene el algarrobo donde descansó el Chacho Peñaloza. Es un ejemplar de la especie Prosopis flexuosa, “algarrobo dulce”, y su altura total estimada de 22 metros.
Seguimiento
Si se comienza a implementar el proyecto de recuperación de los algarrobos históricos de Huaco, en el departamento Jáchal, será necesario establecer un plan de monitoreo para conocer el desarrollo de ambos ejemplares luego de las intervenciones y renovar acciones si es necesario, según explicó Mariángeles Gaviorno.